Paso casi a diario por delante de lo que en mis tiempos de joven era un conocido baile en que los que tendrán una edad cercana a la mía todavía se acordarán de aquel popular salón de baile llamado ‘Jaris’, donde las parejas iban los domingos y fiestas de guardar a lo que hoy se diría, a mover el esqueleto abrazando, sin que lo movieras mucho, o lo que la otra parte te permitiera. En aquellos años todavía no estaban impuestas las discotecas ni los macroconciertos que te permitieran los acercamientos que hoy lo veríamos tan normal.
Hay muchas cosas que, siendo de hace muchos años, se conservan en los recuerdos. En la mayoría de los bailes de aquellos años 60 (me viene a la memoria) que las chicas no pagaban porque, como era lógico, suponían un reclamo para atraer a los varones que éramos los que sí pagábamos.
El famoso Club Radio, en el que su nombre permanece en la entrada de un garaje ubicado en el mismo lugar en que se hallaba el citado baile o sala de fiestas, por donde pasó lo más granado del momento. Personalmente recuerdo haber visto a Rafael, cuando se anunciaba como ‘Rapael’, en la sesión nocturna del domingo donde los socios de Radio León entrábamos gratis. Lo mismo me pasó con otro ídolo del momento, con también nombre americanizado que era lo que se llevaba entonces, como pasó con ‘Mikel’ Ríos, que fardaba más que Miguel, al que recuerdo estar a mi lado en el guardarropa comprando un paquete de tabaco inglés (creo que se llamaba Cravena).
De Club Radio, con una clara vinculación con Radio León, pudimos ver lo más granado del momento, lo que se dice gratis con solo mostrar el carné de socio de la citada emisora, empezando por los 5 Latinos hasta el Dúo Dinámico, junto a una larga lista que nos hacía acercarnos a lo que por el mundo musical se demandaba en aquellos años.
Mucho podríamos comentar los que, a pesar de los años, guardamos en los frascos de la memoria residual, aquellas esencias musicales en vivo. Esto era lo mollar, en cuanto a bailes de postín. Luego estaban los de otro nivel que era donde nos dirigíamos al alcanzar la mayoría edad, sobre todo los jueves, que por aquel entonces era cuando se iba a los bailes más propios para no iniciados.
A lo que me voy a referir para finalizar este artículo semanal es a lo que me paso en el conocido Universal cuando uno, armado con las mejores galas del momento: Corbata y pitillo rubio en mano. Entonces el fumar casi solo era cosa de hombres y te servía de muletilla para dirigirte a alguna chica de las que estaban sentadas protegiéndote del ridículo en el caso de ser rechazado en el envite. Una vez disipada la duda entre los amigos, referente a quién rompía el hielo y pedía sacar a una de las presentes, me tocó a mí cumplir con el mandato, ante lo cual, sin pensármelo dos veces, me dirigí hacia ella expresando la manida frase de: ¿bailas? Esperando respuesta, una vez pasado el apuro, y después de una radiografía visual, recibí la contundente respuesta mientras daba unas caladas al pitillo Chester: «yo con estudiantes no bailo», lo cual no iba desencaminada pues ello, la mayoría de las veces, no era más que una manera de entretener sin expectativas de futuro, que era lo que se pretendía.
En fin, recordando lo que ya comenté hace tiempo, y que escuche a un filosofo era lo siguiente, y que decía así: «Recordar es vivir dos veces». Y yo no me canso de recordar, sobre todo de a quien tanto quise y ya no está entre nosotros. Un saludo para Ángel y Andrés (qué buena gente son), que me estarán esperando.
P.D.: no confundir con un popular actor español, ya fallecido, que aunaba los dos nombres en el suyo, a saber: Ángel de Andrés.