Ya estamos en 2024. Después de la fiesta de Reyes empieza el segundo trimestre. En mi vida de profesional el primer día lectivo del mes de enero siempre fui a clase con ‘morriña’. Tuvimos un mes de diciembre lleno de celebraciones: Puente de la Constitución, Inmaculada, lotería, Navidad, Fin de año... Pero en Castilla y León disfrutamos de una fecha que recordaremos siempre: el día 5 de diciembre se hicieron públicas las calificaciones del Informe PISA. La comunidad de Castilla y León ha logrado un hito histórico porque sus estudiantes lideran el prestigioso informe con las mejores notas en Ciencias, Matemáticas y Comprensión Lectora. Nunca antes se había conseguido la medalla de oro en las tres áreas evaluadas. A juicio del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, estos resultados son el fruto del trabajo conjunto de toda la comunidad educativa, destacando que Castilla y León tiene unos cimientos educativos sólidos. Así el presidente felicitó a los ‘alumnos’ por su destacado conocimiento y habilidades, a las ‘familias’ por ejercer su libertad de elección de centros educativos y a los ‘docentes’ por su compromiso con la formación continua.
Hay un dato en el Informe PISA al que no se le ha dado la importancia que realmente tiene: «la seguridad en las aulas». El trabajo es más fácil si en el centro se respira un ambiente de buena convivencia y respeto entre todos los miembros de la comunidad educativa. La comunicación abierta y la relación basada en la confianza y respeto mutuo entre los miembros de la comunidad escolar es la base para el buen funcionamiento del colegio. Los centros educativos de Castilla y León, según el Informe PISA, se encuentran entre las comunidades con los índices más bajos de acoso escolar a nivel mundial, compartiendo posición con Corea del Sur y Japón.
Si la noticia de PISA fue una fiesta para todos los castellanos y leoneses, para la consejera, Rocío Lucas, PISA ha supuesto una enorme alegría y un tremendo orgullo. Ella deja clara la ambición existente en esta tierra, siempre en la búsqueda de la excelencia en todos los ámbitos. Llega a ofrecer el modelo de Castilla y León como ejemplo a seguir, porque considera que el Gobierno debe meditar en profundidad sobre la debacle de la educación en España en su conjunto.
Hasta aquí la celebración del gran éxito de la educación en nuestra comunidad. Ahora ‘toca’ mantenerlo e intentar superarlo. Es verdad que la educación en Castilla y León goza de muy buena salud. Pero hay algo que no funciona desde sus orígenes y parece que no hay ‘redaños’ para meterse de lleno con ello: Es el bilingüismo. Creo que ya ha llegado el momento de poner fin a las secciones bilingües. Nuestra comunidad “pide” un proyecto nuevo de bilingüismo. El grito es anime contra el programa de enseñanza bilingüe actual en Castilla y León. Sindicatos de profesores y AMPAS exigen reorientar esta enseñanza. En los últimos años ningún colegio solicita alta en el Programa y son muchos los que ya se han descolgado «porque es un fraude y una engañifa, una verdadera falacia en la que los alumnos ni aprenden inglés ni las materias bilingües». Los centros no quieren seguir haciendo teatro y «se bajan de ese tren». En el diario de Castilla y León de EL MUNDO se recoge todo un clamor de la comunidad educativa contra el actual bilingüismo. El nivel educativo de la Comunidad es elevado, pero tiene que seguir creciendo. El bilingüismo no puede ser una rémora, al contrario, debe servir para una mayor calidad educativa, por la importancia y la trascendencia de los idiomas. Ningún alumno puede terminar el bachillerato sin hablar correctamente en inglés. Por eso es necesario actuar «ya», para relanzar el bilingüismo y sacarlo del estancamiento en el que parece haberse instalado por la desconfianza que genera entre la comunidad educativa.
Rocío Lucas, usted está en el mejor momento para realizar esta empresa. Usted cuenta con la confianza, la autoridad y el apoyo del mundo educativo en esta comunidad. Es el momento. No intente poner parches sino cambiarlo de raíz. Los futuros alumnos y sus padres se lo van a agradecer, porque lo necesitan. Me gusta el British Council, pero puede ser cualquier modelo que cumpla unas condiciones mínimas: profesores licenciados en inglés o expertos en lengua inglesa y en otras áreas que van a impartir, auxiliares de conversación extranjeros para las horas de incremento en el horario, los niños empiezan muy pronto, posiblemente a los cuatro años, acaso sea apropiado establecer las dos asignaturas de la ESO que se impartirían en inglés y podría ser una de ciencias y otra de letras. Le pido ánimo y valentía a la consejera. Puede estar bien segura de que en pocos años se multiplicarán las solicitudes de bilingüismo en la comunidad y el éxito será total. Pero también es cierto que antes tendrá que lidiar con muchos sindicatos y modificar concursos de traslados para que esto sea posible. Ánimo, Rocío. Ya hemos repetido muchas veces que el fin, en este caso, justifica los medios. Y el fin es que los alumnos salgan de los colegios e institutos hablando inglés correctamente.