Allá en el antiguo Egipto hace la friolera de 5.000 años, los campesinos se reunían en torno a una hoguera con máscaras en los rostros y los cuerpos pintados para alejar a los malos espíritus de la cosecha. Y así, ocultados bajos las telas del disfraz, blandían la frontera entre clases sociales. La fiesta hacía posible que, por unas horas, desaparecieran las diferencias entre ricos y pobres para entregarsede lleno a Don Carnal.
El desfile del Martes de Carnaval rescató en Ponferrada esa irreverencia particular a la fiesta con una trasnochada Isabael Pantoja que abrió el pasacalles junto a la copia berciana de la infanta y a otros personajes de la política y la farándula, que desfilaron en unas improvisadas cárceles artesanales orgullosos de que la justicia, aunque disfrazada, llegue para todos. Y descubierto el disfraz del vulgo, me pregunto qué máscara habrán elegido nuestros políticos.
El color y el confeti han abandonado una vez más las calles de Ponferrada, pero este año, repleto de citas electorales, la fiesta de disfraces amenaza con perdurar hasta mayo, al menos en el terreno político. A falta de propuestas creativas y originales, este Carnaval electoral va a estar iluminado por coloridos mítines, reparto de globitos, florecillas, caramelos y banderitas, y sobre todo va a ser la fiesta del miedo a qué pasará.
Igual a los de siempre les crecen los colmillos y salen del armario con el traje del personaje de Bram Stoker para seguir chupando sangre o quizás optan por el de Pierre Nodoyuna y se marchan para casa sin anotar ni un punto en el marcador. No se olviden de los superhéroes para combatir a los villanos. ¿Llegarán volando al Ayuntamiento?

Carnaval en el Consistorio
19/02/2015
Actualizado a
15/09/2019
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