Alfonso Martínez color

Borrachos y papones

24/04/2025
 Actualizado a 24/04/2025
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En contra de lo que le ocurre a la inmensa mayoría de los periodistas a los que habrá podido escuchar desde el lunes y que han mutado a vaticanistas, no tengo ni remota idea de si Francisco ha sido malo o bueno como papa. No tengo claro si ha sido un hombre valiente que ha abierto de par en par las puertas de la Iglesia y se ha acercado a los más pobres o si en realidad ha sido una suerte de comunista que sólo convencía a los que no van ni irán nunca a misa y que aparentaba cambiarlo todo para, en el fondo, no cambiar nada.

Ojalá saberlo todo, ojalá discernir con celeridad la verdad de la mentira y ojalá barruntar a kilómetros de distancia la hipocresía de la que hacen gala, por poner un ejemplo reciente, esos papones de acera o de túnica y capillo que lloran de emoción viendo o pujando un trozo de madera minutos antes de vapulear a un trozo de carne ante la barra de un bar si se atreve a meter codo para intentar pedir una limonada.

No sé cómo abordar la polémica de Genarín si recuerdo a quienes hace unos años se mamaban como piojos alardeando del pleno ejercicio de sus libertades y ahora braman contra quienes lo hacen porque las canas o la influencia de sus hijos les han hecho mutar a cofrades practicantes o de boquilla. O si recuerdo que quienes gobiernan tienden a minimizar los problemas del botellón de Jueves Santo y quienes se sientan en la bancada de la oposición suelen pedir medidas urgentes y contundentes para acotarlo. Y da igual cuando lea esto, como bien puede comprobarse en la hemeroteca y a pesar de que no faltan quienes se empeñan en abusar de la memoria piscícola de quienes habitamos este nuestro terruño para tratar de hacernos creer que es la primera vez que hay trifulca durante la honra al santo pellejero. 

Pueden divertirse sin increpar a nadie ni dejar la ciudad como una cuadra y pueden procesionar y vivir su fe con algarabía sin creerse dueños de la movilidad de todos cuantos tiramos de respeto y nos limitamos a quedarnos en casa porque no nos gusta sortear ni borrachos ni papones. Y quienes gobiernan deben hacer más esfuerzos para controlar a los de Genarín, pero quienes se oponen saben que es misión imposible lograrlo por mucho que quieran aparentar que ellos lo harían con enorme facilidad.

Aparentar, qué palabra, qué verbo con aspiraciones a convertirse en deporte olímpico por estos lares. El leonesismo aplazó su manifestación de ayer para reivindicar la autonomía, pero no la entrega de banderas en un concierto que la Junta mantuvo pese a que había pospuesto el acto institucional. Y todo por aparentar, algo en lo que van todos de la mano, porque no creo que el conocido como ‘papa de los pobres’ se fuera a enfadar por salir a luchar para dejar de serlo o por reconocer el talento espacial de León con un premio aunque fuese en Valladolid. Pero estamos mucho mejor debatiendo sobre Genarín o Juan Magán que fijándonos en las estadísticas demográficas que cada dos días y el del medio nos mandan al guano. Poco nos pasa.