30/05/2025
 Actualizado a 30/05/2025
Guardar

Parece que han pasado ya siete meses, pero ni siquiera han pasado siete días desde que la Cultural consiguió ascender a Segunda División. Reconozco que las últimas semanas no ha sido fácil aguantarme. Creía que con los años había cambiado esa objetiva tontería de ponerse nervioso por un partido de fútbol, más aún cuando la vida te menea con problemas de verdad, pero me he dado cuenta de que eso solo ocurre si al final no está el premio de una gran alegría, porque precisamente eso es lo que no sobra. Una mezcla entre lo profesional y lo personal le daba otro aire a este ascenso que, honestamente, creí muchas veces que nunca iba a volver a vivir y a la vez me dejaba mucho más tranquilo el ya haberlo hecho. No hay nada como la primera vez, mucho hemos cambiado en los últimos 8 años, pero si algo no lo ha hecho es la obligación que tiene este equipo y esta ciudad de salirse de lo escrito para conseguir algo positivo. La Cultural de 2017 ascendió siendo el mejor equipo de la historia de la Segunda División B, el que más puntos hizo y el que a rivales más duros se tuvo que enfrentar.

La de 2025 fue líder desde la jornada 1 hasta la 38, una gesta inimaginable en una liga en la que es la quiniela hecha tirando el dado tiene más aciertos cada jornada que la pensada sesudamente. El sufrimiento de ver como parecía escaparse algo ya hecho le dio otro sabor aún más dulce al ascenso del sábado, el premio a las cosas bien hechas, a la buena gestión, a las buenas personas. El club, desde arriba hasta abajo está lleno de buena gente y de grandes trabajadores que se merecían una alegría como esta y a su vez contagiarla a una ciudad y a parte de una provincia muy necesitada de cualquier pequeña buena noticia. Cuando yo comencé a ver a la Cultural era absolutamente inimaginable ver a niños con la camiseta blanca. A partir de 2017 lo fue un poco más, pero lo de ahora es incomparable. Parece una tontería, pero que los más jóvenes encuentren una vinculación más con su tierra, aunque sea a través de un balón, es toda una semilla para el futuro. Es solo fútbol, sí, pero por suerte o por desgracia la repercusión que tiene en la sociedad, en la economía, es inigualable. Ascendieron los Bañuz, Fornos, Bicho, Chacón, pero también ascendió León. Ascendimos. Todos.

Lo más leído