El pasado 28 de abril, al medio día, León se quedo sin electricidad, haciéndonos recordar, a los que conocimos los cortes de luz que, con una cierta frecuencia, se producían y que se afrontaban con la ayuda una vela o lámpara de carburo ,sobre todo en algunos pueblos en los que, por circunstancias varias, carecían de electricidad.
Siendo pequeño, y después mozo, cuando iba a los pueblos de mis padres: Cerulleda y Redipuertas, cercanos al puerto de Vegarada, se tenía, casi, como única distracción, el jugar unas partidas de cartas al finalizar las labores diarias.
Como la población del lugar era escasa, aunque mucho mayor que la de hoy que, excluyendo los meses del verano, casi no queda nadie en los pueblos de la montaña. Las partidas de las cartas se jugaban acompañadas de unos pitillos de picadura del famoso “cuarterón”, que era además el más barato y daba mucho de si. En estos momentos era cuando la luz adquiría mayor protagonismo en aquella “cocina –bar”, la llamo así porque la partida no se interrumpía mientras mi tía Amparo cocinaba al mismo tiempo.
Cuando me refiero a la luz, no me refiero a la eléctrica, pues la misma solo se apreciaba por el filamento de la bombilla y, aunque no daba luz, acompañaba al carburo.
De escuchar la radio ni hablar, aunque decía mi tía que a veces llegaba la señal de alguna emisora asturiana, pero que casi no se notaba.
Me decían que antes de la indeseada guerra había una pequeña central eléctrica en Lugueros, que abastecía al Ayuntamiento. En determinadas situaciones la luz no era bien deseada como se desprende de la tonada muy conocida por entonces y que decía así: «Noche tranquila y serena no es buena para rondar, para los enamorados es mejor la oscuridad».Tampoco lo era en algunas excursiones de juventud, cuando, a la vuelta de un día de asueto, se volvía emparejado y , con el fin de lograr mayor intimidad en el autobús, se cantaba: “apaga luz, Mariluz, apaga luz, que yo no puedo vivir con tanta luz”, por ver si de esta forma el conductor cedía y bajaba la intensidad luminaria.
De lo que no cabe la menor duda es de la insustituible función que la electricidad ha jugado, y juega, en el desarrollo de la humanidad, gracias a Tomas Edison por su importante contribución a la Electricidad.
Vuelvo a la luz emanada del carburo recordando aquellos bailes en la era en las fiestas patronales que, al carecer de la mencionada luz eléctrica, se hacían a la poca luz que el carburo situado al lado de los músicos emitía, y que duraban hasta la noche, o hasta que la guardia civil de turno lo permitiera, y siempre amparado por el correspondiente permiso otorgado por el gobierno civil.
Así que, a la vista de lo que el futuro nos pueda deparar, no estaría de más hacer acopio de velas y linternas, para no pillarnos desprevenidos ante lo inesperado, y podamos ver las cosas más claras,que falta nos hace.