El Aeropuerto de León tuvo un tránsito de 161.000 viajeros en 2007. En el segundo semestre de ese año llegó a la presidencia de la Diputación, desde puestos anteriores en la Junta y el senado, Carrasco. Su efecto sobre el aeropuerto en los años siguientes fue corrosivo, como demuestra la caída continuada hasta los 23.000 viajeros de 2014. De su ineptitud con esta infraestructura me queda el recuerdo imborrable del desconocimiento de la evolución de los pasajeros del aeropuerto, que mostró sin vergüenza alguna en una reunión, cuando ocupaba la presidencia del consorcio de promoción.
Superada esa etapa deletérea, el Aeropuerto de León se encamina este año hacia los 60.000 pasajeros. Acumuló hasta agosto 42.000, cercano ya a superar el dato del año 2022 completo: 45.000 viajeros. La nueva corporación provincial podría plantearse qué hacer para superar de nuevo aquellos 160.000 pasajeros.
En el año 2007 llegaban a León numerosos visitantes en avión, que animaban la economía de la provincia. Por eso la inversión de la Diputación y del resto de miembros en el Consorcio de promoción multiplicaba los retornos económicos inducidos, gracias al gasto de los visitantes. El Aeropuerto de León constituye una llamada de esta provincia al resto de los europeos. Sin embargo, esta vía de llegada de visitantes es una oportunidad desaprovechada desde hace años. Cabría incluso constituirse como el aeropuerto de referencia del Camino de Santiago, ahora que muchos peregrinos deciden iniciar el itinerario compostelano en León.
La promoción del aeropuerto necesita ser ambiciosa y guiada por expertos, acompañados por gestores públicos que hablen inglés, puesto que es la lengua de la aeronáutica. Cada euro gastado en tal coyuntura multiplicaría su retorno como ingresos para la provincia. Dado que ya existen experiencias al respecto en otros aeropuertos similares, el paso se puede dar con escaso riesgo. Por esta razón, los nuevos diputados deberían empeñarse en la captación de un asesor, director o coordinador que guíe los pasos de la promoción aeroportuaria. La proyección del aeropuerto no puede gestionarse como en los últimos años, si se quiere explotar todas las posibilidades que abriría para la provincia.
Capítulo aparte merece hacer frente a los que denostan el aeropuerto. Se trata de la infraestructura de transporte más barata de cuantas disfrutamos. Su coste anual es inferior al del ferrocarril o las autovías, aunque estos no los pague el Consorcio provincial. Todos los medios de transporte son necesarios para proyectar el futuro con ambición, pero si este mandato hacemos lo mismo, obtendremos un resultado similar.