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La actitud del agraciado

28/12/2025
 Actualizado a 28/12/2025
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No sé cómo sería la Nochebuena de los agraciados leoneses por el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, pero en la Plaza Mayor parecía que a todo el mundo le había tocado el Gordo. Miles de agraciados de actitud. Una suerte de Monoloco intergeneracional con imberbes bailando trap y familias desorientadas bailando no sabían muy bien qué, entre mayores y pequeños, la comida y la cena, los que vienen a preguntar que por aquí qué tal y los que siempre responden que igual... Los ingenieros de Amancio Ortega han triunfado una vez más uniformando al personal. Entre otras aberraciones han conseguido que se vuelvan a llevar los pellejos entre los más jóvenes, así que igual tienen ellos la receta para que los púberes se enteren de lo que fue una dictadura y de lo que es la libertad y, así, se les quiten las ganas de votar a Vox. Por suerte en la ahora llamada Tardebuena nadie hablaba de política, lo que ya es un logro, porque nos acababa de tocar la lotería a todos. A los pies de la Catedral un saxo atronaba a la multitud por encima de los enternecedores villancicos y la ciudad entera parecía una discoteca gigante, un centro comercial de temática histórica, con la atracción principal dedicada al gótico tardío. Cóbrame lo de esos. No vamos a andar perdiendo el tiempo con cálculos ahora, fato. ¡728 millones de euros! Puede que 850. Bah, decimales... El redondeo puede estropearlo todo. Mira Villamanín.

El Gordo sólo le había tocado a más o menos mil agraciados leoneses. Sólo. Jaja. Más o menos. Jaja. Los otros 450 y pico mil nos quedamos mirando desazonados, como que nos hubiera rozado un disparo, tratando en vano de contener la envidia que lo explica todo. Las campañas publicitarias delSorteo de la Navidad se deberían centrar menos en la ilusión y más en la envidia. En vez de ‘Te puede tocar a ti’, el eslogan debería ser ‘Les puede tocar a todos menos a ti’, que a fin de cuentas es por lo que todos compramos. Entre los agraciados de actitud pero no de facto, al principio la envidia era hacia lo abstracto, al bulto, algo por otra parte muy leonés, pero luego iban saliendo las caras de los verdaderamente agraciados, con sus décimos al aire, algunos de los cuales mostraban insultante soltura atendiendo a los medios de comunicación, como si llevaran toda la vida preparándose para este momento, y por los bares se escuchaba: «Mira a ese imbécil. Le acaba de tocar el Gordo hace cinco minutos y ya se le ha subido a la cabeza». 450 y pico mil leoneses nos quedamos reburdiando y respondiendo este año, encima, a una más de las habituales y ya de por sí incómodas preguntas navideñas de los retornados: «¿Entonces por aquí qué tal? Da pena León, ¿eh?En el centro todo bares llenos y en los barrios todo comercios cerrados. Y a ti, ¿cómo es que no te tocó elGordo?».Por eso, porque estoy aquí, hablando contigo.

Al excelso patrimonio leonés de cuñados hay que añadir en estos casos los que aparecen siempre tras cualquier sorteo, agraciados y resabiados de actitud que hablan como si ya les hubiera tocado elGordo más veces.Saben cómo actuar, lo que harían, lo que no harían, los problemas de los agraciados, conocen los detalles de la ley y los desglosados de los impuestos al juego y, por supuesto, tienen muy claro cómo solucionar el caso de Villamanín y su intrépida comisión de fiestas. La sociedad de la información ha llenado el mundo de cuñados, ¡coño!

Con esos bueyes, ponte tú a echar cuentas. Las comparaciones de lo desproporcionado pueden llegar a ser un género en sí mismas.Cuando Filomena azotó Madrid y casi tenemos que poner cadenas todos los españoles de la turra que nos dieron, el iluminado Martínez Almeida se puso en plan BarrioSésamo a explicar que la nieve caída llenaría tantos camiones que, en fila india, llegarían hasta Bruselas. Estremecedor. En el caso en cuestión, la comparación natural de lo que ha dejado elGordo sería con lo que destinan a esta provincia los Presupuestos Generales del Estado. Pasa que no hay.Podría ser, también, con la partida provincializada de los siempre engañosos presupuestos de la Junta de Castilla yLeón.Pasa que tampoco hay.Podría recurrirse, entonces, a los presupuestos delAyuntamiento de León, pero es que resulta que tampoco hay. Están los de la Diputación, sería más fácil, que sí hay porque se los reparten para intentar perpetuar el caciquismo, pero los funcionarios nunca les dejan ejecutarlos, así que tampoco valen para trazar ninguna hipérbole.Los que sí ejecutarán en tiempo y forma sus presupuestos serán los agraciados. Ose acabarán ejecutando entre ellos, quién sabe. Los agraciados de actitud comparten fugazmente la alegría pero, a la hora de la verdad, no quieren saber nada de problemas en general y menos aún de los problemas de los verdaderos agraciados, que dan muy poca pena.

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