Ya va siendo hora de que llegue el gran cambio a los supermercados. Estoy impaciente por ver el día en que estos establecimientos se dan cuenta, por fin, de que deben vender recetas y no simples alimentos.
Deben dejar de exponer los alimentos en estanterías y esperar a que se vendan solos, empezando por poner a un nutricionista a disposición de los clientes.
¿Cuántas personas saben qué debe comer un celíaco o un diabético? ¿Cuántos sabemos interpretar una etiqueta? ¿Qué quiere decir ‘omega 3’? Los nutricionistas son necesarios cuando vamos a comprar, que es cuando pensamos en nuestra alimentación y realmente en lo que es más apetecebli, pero no en lo más sano.
Cada vez son más diversificadas las dietas que podemos llevar. Los supermercados deberían tener una oferta clara para veganos, celíacos, deportistas, diabéticos, embarazadas... y proponer recetas.
Una cesta que contenga todos los elementos de un plato enseguida te permite ver si los puedes pagar, si ya tienes algunos alimentos en casa o si los puedes cargar en la bolsa que llevas ese día.
Las personas hacemos múltiples comidas a la semana y siempre nos preguntamos «¿qué puedo comer hoy?».
Los supermercados deberían suplir esta carencia ofreciendo recetas basadas en los alimentos disponibles del día. De este modo podrían dar salida a aquellos alimentos con la fecha de caducidad cercana.
Propietarios de cadenas de supermercados: céntrense en su cliente, introduzcan a los nutricionistas en sus establecimientos, coloquen recetas en las estanterías y den forma a las dietas especializadas.
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