«Imágenes tomadas desde el suelo frente a imágenes tomadas desde el cielo. Palabras de vecinos y simpatizantes frente a discursos oficiales. Gente que no quiere moverse, «igual que el pino junto a la ribera». Un valle convertido en pantano. La lucha de clases está bajo tierra... y bajo el agua». Es la sinopsis de la cinta documental de Miriam Martínez, ‘Vuelta a Riaño’. Una cinta que la directora presenta como «un ajuste de cuentas» que ha viajado por diferentes partes del mundo y ahora, de nuevo, vuelve a la provincia leonesa.
En una conversación del pasado mes de julio con La Nueva Crónica, señalaba Martínez que «en Riaño se rompió la democracia; se fragmentó en dos, por un lado demos, y cracia por el otro. El pueblo por un lado, el poder por el otro, y finalmente el poder contra el pueblo, contra los valles, los ríos, los árboles, las flores, los pájaros, los peces en aplicación de lo que se llamaba la política de Estado». Todo ello puede apreciarse en los quince minutos de ‘Vuelta a Riaño’, que ya ha hecho escala en festivales de cine de París o Ciudad de México, así como en Mequinenza o Santa Clara-a-Velha, pueblos estos últimos que yacen sumergidos bajo las aguas de un pantano o que conviven con la presencia cercana de uno.
La creadora se pregunta «¿pueden las imágenes y las palabras del pasado abrir las imágenes y las palabras del presente, que se nos ofrecen cerradas, resueltas, satisfechas, medio bobas?». Su respuesta afirmativa es la que ha llevado a Miriam Martínez a de ‘Vuelta a Riaño’ y, de allí, a muchas otras partes. Todo bajo una firme creencia: «Hacer películas es mejor que gritarle a la tele».
Este domingo, la cinta recala en las antiguas escuelas de Casasuertes a las 22:00 horas. La gira de proyecciones continuará por el Ayuntamiento de Burón (19 de agosto, 20:00 h.) y el de Crémenes (día 21, 20:00 h.) para finalizar en la Casa de Cultura de Cistierna el 22 de agosto a las 21:00 horas.