Los vecinos de Riaño, del viejo Riaño, no han olvidado aquella fecha redonda: El 7 del 7 del 87, el 7 de julio de 1987. Aquel día llegaron las máquinas para no dejar piedra sobre piedra del pueblo, de los nueve pueblos del valle que quedarían bajo el pantano. Nunca se había hecho así, los pueblos permanecían en pie y se asomaban cuando las aguas bajaban su nivel o se producía algún desembalse.
¿Castigo por la batalla que allí se había vivido tratando de evitar el cierre? Riaño tiene todavía demasiadas preguntas sin responder y demasiadas verdades por desvelar o reconocer. Antes de aquel 7-7-87 hubo diversas escaramuzas, algunas incluso en el 86, a cuyas últimas semanas corresponde esa foto de Vicente en madreñas levantando su vara contra la guardia civil, imagen que se ha convertido en símbolo de aquella lucha; junto a otras, como las de los tejadistas o los ejércitos ecologistas desfilando con escudos de cartón y espadas del mismo material para enfrentarse a la guardia civil...
"Vuelta a Riaño es un modesto ajuste de cuentas"
Este lunes se cumplieron exactamente 39 años de la fecha redonda y, como ha venido ocurriendo con frecuencia, se comprueba que Riaño siempre vuelve, con este pueblo, con aquellos hechos, nunca ha sido posible el olvido.
Y ahora vuelve otra vez. Con un corto documental que incluso se llama ‘Vuelta a Riaño’,. jugando con el regreso y una vuelta ciclista que forma parte de este trabajo cinematográfico que este martes (a las 19 horas) se proyecta en una sala del Musac, con una pequeña charla de su autora (Miriam Martín) y un coloquio posterior. Pero no será la única proyección, el domingo 13 se proyectará nuevamente en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Riaño. Nuevamente ‘el nombre de Riaño’ tendrá el gancho que nunca le faltó para congregar a quienes nunca han querido olvidar aquellos días y aquellos derribos. De hecho, quien más lo está moviendo en redes como publicidad es Ramiro Pinto, tejadista y miembro del ejército de escudos de cartón, que se dio a conocer en aquellos hechos.

La directora del corto —Vuelta a Riaño—, de 15 minutos de duración, explica que «no hay entrevistas en ella, está hecha con material de archivo, pero no de un archivo familiar, ni de un archivo privado, sino del gran archivo público que sigue siendo Internet. Y con él, el texto, que nos permiten observar lo que ya no se ve y escuchar las voces anónimas de quienes no querían abandonar su pueblo y anhelaban permanecer en él».
Señala Miriam Martín que le llamó la atención de aquel embalse de los años 80 como «en Riaño se rompió la Democracia; se fragmentó en dos, por un lado demos, y cracia por el otro. El pueblo por un lado, el poder por el otro, y finalmente el poder contra el pueblo, contra los valles, los ríos, los árboles, las flores, los pájaros, los peces en aplicación de lo que se llamaba la política de Estado. Algo que se puede ver en ‘Vuelta a Riaño’, un modesto ajuste de cuentas y una película hecha con, como he dicho, con material de archivo».
Una política que ha hecho que cualquiera que viva en España tiene uno o varios pantanos de proximidad. «Cualquier biografía, por poco sofisticada que sea, los incluye».
Este corto de Miriam Martín ha tenido una muy buena acogida hasta en sus proyecciones anteriores, especialmente en Francia. Ahora llega León y, sobre todo, a Riaño.