La creación y puesta en marcha del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León (MSM) en Sabero supuso mucho más que la creación de un nuevo museo y su posible papel dinamizador en una comarca que vivía la depresión posterior al cierre de las minas en aquel valle, la primera de las que se producían en la provincia y que ha llevado, con el tiempo, al fin del carbón. Allí ya llegó en el año 1991.
Aunque el nuevo MSM no llegó de manera inmediata y sufrió retrasos y otros avatares su creación acarreó, entre otros beneficios, la recuperación de un espectacular edificio que admiran todos los que por allí pasan y han bautizado como la ‘Catedral de Hierro’ y al que el escultor Ángel Peres, uno de los primeros en mostrar allí su obra añadió otro ‘apellido’: ‘La Catedral del hierro y el sudor’.
Alrededor del edificio, ya recuperado, están en marcha otra serie de iniciativas encaminadas a ‘completar’ el mapa de aquella primera siderurgia española. Una de ellas son las excavaciones arqueológicas que se vienen realizando desde hace años en las inmediaciones del MSM.
Estas excavaciones son las protagonistas que en la tarde de este viernes (a las 18 horas) propone el museo de su calendario de actividades. Se trata de una visita especial a estas excavaciones arqueológicas del patio de los hornos altos de la Ferrería de San Blas, que contará con dos guías de lujo, seguramente quienes mejor conocen lo que allí ‘se cuece’: el arqueólogo Javier San Vicente, responsable de la empresa encargada de las excavaciones y en ella explicará cómo se están desarrollando los trabajos en esta segunda fase. Junto a él estará el ingeniero Gabriel Frías, con una larga trayectoria laboral en industrias siderúrgicas, un gran estudioso de la Ferrería de San Blas y autor del libro ‘El trabajo en la Ferrería de San Blas. Acercamiento histórico al proceso siderúrgico del segundo tercio del siglo XIX en España’, que contextualizará y explicará que es cada una de las estructuras aparecidas en la excavación.
Una oportunidad única —y gratuita previo aviso en el museo— para conocer los trabajos arqueológicos que allí se están realizando y han permitido sacar a la luz varias estructuras muy interesantes, «entre las que destacan dos de las bases del horno alto, la zona del crisol, una de las estufas que calentaban el aire que se introducía en los hornos, varios conductos por los que circulaba éste, unos grandes elementos metálicos que servían de compuertas regulatorias del flujo de aire y la zona de moldeo con su arena original, entre otras», señalan desde el propio museo sobre estos trabajos que abordan una nueva fase de la excavación arqueológica, tras una primera fase que se centró en el espacio ocupado por el segundo de los hornos altos con los que contaba la instalación.