Valles, montañas y minas

Remolina es un hermoso pueblo rodeado de altas montañas, con bosques tupidos y regado por dos arroyos: el de Barrio y el de Cabreros

Vicente García
13/10/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Vista de Remolina y los Janos. | VICENTE GARCÍA
Vista de Remolina y los Janos. | VICENTE GARCÍA
Los ríos en la provincia de León están regulados por varios pantanos en sus cabeceras. Si semanas atrás se hablaba del pantano de Luna y del Porma, ahora toca el Esla, aunque por debajo de su presa. Remolina es un hermoso pueblo rodeado de altas montañas, con bosques tupidos y regado por dos arroyos: el de Barrio, que baja de la collada Mental y el de Cabreros que se inicia en la collada del mismo nombre. Por las riberas de ambos arroyos se va a caminar en esta ruta, el primero para ascender y el segundo en el descenso. En el primero la ruta sigue un camino muy claro y evidente, mientras que en el segundo el camino se está perdiendo, invadido por las escobas. En el entorno de la collada de las Cruces la ruta, en cambio circula por una senda, aunque es bien visible. La señalización de la ruta como tal es inexistente, solamente el GR1 tiene marcas y señales.

Si se desea seguir la ruta el wikiloc se puede consultar en: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=20089311.


Desarrollo de la ruta


Comienza la ruta en la hermosa y escondida localidad de Remolina, un paraíso entre montañas, donde se debe ascender para buscar la salida que coincide con el GR1, solo que en dirección contraria, camino de Tejerina. Es preciso subir entre la arboleda de fresnos y robles durante más de un kilómetro y medio por el mismo recorrido que va hacia Tejerina, bajo los roquedos del pico Hato, hasta que se llega a una portilla tras la cual el camino se divide, siendo el GR el camino de la izquierda, que va por la collada de Mostagerosa hacia el valle de Tejerina y el recto, que se debe seguir, hacia la collada de Mental. El camino continúa por un bosque de robles aunque comienzan a verse hayas, con algunos claros desde donde se pueden contemplar las montañas cercanas, como el Pico Jano y Jaido, o las cumbres de San Isidro. Poco a poco el robledal se transforma en hayedo, aunque siempre habrá algún roble y seguirá subiendo en una amplia curva con algún que otro zigzag al final. Antes de coronar se abre un claro desde donde se ven las Peñas Pintas y después se llega a la collada de Mental con una portillera que se debe dejar como se encuentre. Desde allí se continúa en dirección sur, bajando por el camino hacia el valle, sin hacer caso de la pista que asciende hacia la derecha. Se baja hacia el caserío de Mental, pero una vez pasada una zona rocosa y los cables de la alta tensión se puede ir al arroyo, cruzarlo y seguir por un camino existente en la otra vertiente que va a discurrir por la falda de las montañas de la derecha, o bien bajar al fondo del valle para luego subir y tomar el mismo camino que transcurre en diagonal por la ladera derecha del valle, subiendo siempre en una amplia curva hasta un abrevadero, para continuar la subida bajo la peña de los Castros hasta llegar a la collada de las Cruces, desde donde se continúa en dirección oeste hasta llegar al hombro que separa las dos vertientes de los arroyos: el de Mental, que es el que se ha seguido hasta el momento desde que se coronó la collada y el de Duerna que baja a Ocejo de la Peña que es el que se ha de tomar en este momento. Desde este punto se ven las cumbres del Pico Moro, Peña Rionda y el Cerroso, y a la derecha se ve la collada de Cabreros. El camino, apenas una senda, mantiene la altura, y pasa por unos contrafuertes rocosos, con un paso entre la caliza, para poco después descender hacia el arroyo, vadearlo y ascender a un camino amplio, algo perdido de escobas, que era el que bajaba desde la mina a Ocejo y Vegamediana. Se sigue hacia la derecha en dirección norte, arroyo arriba, hasta llegar a la parte en la que el valle toma dirección oeste, donde se cruza y se sigue a la derecha por un camino entre escobas casi perdido en dirección nordeste que llega a la escombrera y después a la mina, donde se encuentra el collado Cabreros, desde donde se vuelven a ver las Peñas Pintas, el Yordas, los picos Hato y Loto, los Picos de Europa y una excelente postal de la montaña del nordeste de León.

Es importante encontrar el camino que en principio cruza la collada con dirección norte y luego sigue un sinuoso trazado que se adapta a las condiciones del terreno. Es importante seguir bien el camino en todo este tramo sin perderlo, sobre todo al inicio de la bajada, pues el resto de rutas son peligrosas debido a las verticales caídas entre el conglomerado y los desmontes de la mina.

El camino desciende en algunos tramos con fuerte pendiente y con piedras, dando varios giros para buscar el mejor terreno y pasando por zonas empraderadas para internarse en el bosque y bajar durante un buen tramo siempre paralelo al arroyo Cabreros. Este camino era el que llevaba a la mina y aún se mantiene aunque con poco uso. Durante varios kilómetros desciende, y en un punto se encuentra la fuente Jamienta, un manantial de agua muy fresca. El camino sigue cruzando un desfiladero para llegar al final a un puente que cruza el arroyo y poco después llega a Remolina donde finaliza la ruta.
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