Un bodegón que fue 'casa' de Vela Zanetti y Paco Umbral

El Bodegón es otro histórico de la hostelería leonesa con un curioso final, expropiado para ampliar las dependencias de la Diputación. De él escribió Umbral, en él pintó murales Vela Zanetti

Fulgencio Fernández
13/12/2021
 Actualizado a 13/12/2021
Comida de despedida de los dueños, camareros y clientes de El Bodegón a su cierre en el año 73. | FERNANDO RUBIO
Comida de despedida de los dueños, camareros y clientes de El Bodegón a su cierre en el año 73. | FERNANDO RUBIO
Las imágenes de Fernando Rubio nos llevan este lunes a otro histórico de la hostelería leonesa cuyo nombre lo dice todo, El Bodegón, y cuyo nombre despierta numerosos recuerdos de dueños, camareros, parroquianos... Corresponden las fotos a su adiós, a la comida de despedida en septiembre de 1973, obligado a cerrar sus puertas, expropiado para que la Diputación (ubicada en el Palacio de los Guzmanes) ampliara sus dependencias. "Por una vez la política pudo con las tabernas, no hay muchos casos más", solía explicar Pepín Sierra, uno de los dueños de este lugar cuando bajó la trapa. La misma suerte corrieron otros dos negocios hosteleros: El Cid y el Viña H, que reabrió en República Argentina.

Sirve además este viaje a la memoria de El Bodegón para reivindicar el trabajo del autor de las fotos, ‘nuestro’ Fernando Rubio, pues alguna de ellas —concretamente la del grupo que posa a la puerta— ha circulado por foros y reportajes, incluso apareció en calendarios, en blanco y negro y sin firma, incluso mal documentada la fecha pues se solía poner "años 60". Sí tiene autor, Fernando Rubio, y es de septiembre de 1973, de la comida de despedida, y bien lo sabe pues Fernando estaba allí aunque, por razones obvias, no sale en la foto. "Eran mi padre y mi hermano Justo clientes habituales de El Bodegón; como lo eran otros ilustres que aparecen en esta foto de los habituales de la casa: Fernando Rodríguez Pandilla; su hijo Oscar Rodríguez Carnet, que fue alcalde de León; el constructorAlberto Fernández , conocido por El Cochero, su hijo Alberto Fernández; el agustino Fray Ovidio además los dueños de El Bodegón, los hermanos Sierra: Vicente, Pepe, Eloy... Carmina".

Como una familia, pues supieron los Sierra crear precisamente un ambiente familiar y, a su vez, un punto de encuentro para las gentes de la montaña de Cármenes, su tierra de origen, que allí acudían para solucionar sus problemas en León.

Era El Bodegón un lugar con mucha historia, un rincón vinculado a nombres como los del pintor y muralista José Vela Zanetti o el escritor Paco Umbral en aquellos que desembarcó en la radio leonesa de la mano de su primo José Luis Perelétegui. Y precisamentepara su sección ‘Crónica de las tabernas leonesas, escribió una dedicada a El Bodegón que significativamente tituló ‘En la que pudo ser Museo y se quedó en Bodegón’, en referencia a que allí pintó un mural Vela Zanetti pero fue tapado en una reforma posterior.Escribe Umbral en las primeras líneas de su crónica: "En la calle del Cid, donde habita la Justicia, tienen ustedes El Bodegón. De Cármenes procede el actual propietario. Desde 1936 lleva aquí establecido Pablo Gutiérrez. El establecimiento se lo tomó a Pablo Fernández, también de la provincia. De Pablo a Pablo, el prestigio y el vino iban mejorando.- El que tuvo El León de Oro. Allá por los años 30 o 32»".El León de Oro fue uno de los tres café-concert que hubo en la ciudad allá por los años 30.De ahí venía El Bodegón. Lo compró Gutiérrez con los dineros que había ganado en Cuba como indiano y, por ello, cuenta Umbral que "a veces un indiano merienda, invitado, en El Bodegón". Parece que el pago era la conversación. Como el pago del paisanaje procedente de Cármenes era reportar noticias de aquellas tierras entonces ‘tan lejanas’. - Allí sí que nieva; le decía Pablo a Umbral.Y relata quien llegó a León como Francisco García y marchó siendo Paco Umbral la historia del desaparecido mural de Vela Zanetti, para lo que se sirve de la anécdota de un cliente que rasca la pared con su uña para ver si debajo aparece la pintura. "El bar y el comedor los había decorado Vela Zanetti en los primeros tiempos de El Bodegón. Capilla Sixtina, Museo del Prado, cueva altamirana de la moderna pintura, fue alguna vez este comedor, donde ahora nos estamos tomando el compadre y un servidor de ustedes unos callos picantes con su pan y vino.- ¿Y cómo fue el borrar las pinturas?- Allá en el cuarenta y tantos, por arreglar un poco el establecimiento.Y comenta Umbral: "Pues la hicieron buena con el arreglo, sí, señor. En los días de mercado esto se llena de aldeanos y labrantines. Aquí venían mucho los de Cármenes por eso de la afinidad. Pero la vida sigue y ya se van marchando los de Cármenes (al coche de línea, solía explicar Pepín Sierra). Los domingos, la eterna historia, vienen a merendar los matrimonios".Desvela Umbral que allí se encontraba, de tarde en tarde, con Ricardo Gavilanes, "abogado y periodista, buen amigo y compañero, hombre cordial para el viaje y la conversación".Y después de "los Pablo" desembarcaron en El Bodegón los Sierra, hermanos afables y profesionales donde los haya. También procedían de las mismas tierras altas del Torío, aunque en este caso de Getino, en cuya Venta de Amador (y Dona) contaban Pepín historias e historias de las cosas de El Bodegón, el bar que murió víctima de los afanes expansionistas de la clase política que había desembarcado en el Palacio de los Guzmanes.- ¿Y pasaba mucho tiempo allí José Vela Zanetti?- Muchas horas. Y, sobre todo, muchas comidas.- ¿Le gustaba la buena mesa?- Sí. Y don Pablo le pagó en comidas.
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