- Anthony Blake dejó el pasado año el pabellón muy alto con su espectáculo de mentalismo ‘Más allá de la imaginación’. ¿Cree que el mentalismo goza de la misma reputación que otras disciplinas de la magia?
- Yo tengo claro que el mentalismo es una especialidad más de la magia. Al igual que hay cartomagia, grandes ilusiones o numismagia, existe la magia mental y ese es el mentalismo. Entonces es una de las especialidades de más prestigio de la magia, aunque lo que yo voy a hacer no es un espectáculo de mentalismo, porque para eso ya lo hizo el año pasado el gran Anthony Blake, que es un referente a nivel mundial de esta modalidad, sino que lo que yo voy a hacer es un espectáculo de un arte que considero afín a la magia y aunque inicialmente hay algún efecto de mentalismo, el espectáculo es de hipnosis, de hipnosis auténtica, donde varios espectadores van a entrar en un trance hipnótico y van a vivir las distintas experiencias por las que yo les voy a guiar.
- ¿Qué cualidades debe tener un mentalista o un hipnotizador en su caso que se vale de estas disciplinas para crear espectáculos de magia?
- Como en cualquier arte tienes que demostrar mucho amor por lo que haces. Al principio se trata siempre de aprender todas las bases técnicas que se tienen, que en el caso de la hipnosis pasa por tener un buen control y un buen bagaje técnico. Y después cada artista le va a poner su sello particular. En mis espectáculos, por ejemplo, para que la gente no se asuste, nadie hace el ridículo en ningún momento, nadie hace la gallina ni se va a comer una cebolla cruda. Todo el espectáculo está basado en el respeto a la persona. Yo he utilizado la hipnosis como terapia, soy terapeuta de hipnosis, aunque ahora mismo ya no ejerzo a nivel individual. Pero siempre me gusta decirlo para que todo el mundo entienda que el espectáculo es sumamente positivo, que todo el mundo lo va a disfrutar y que los hipnotizados son los que mejor lo van a pasar y en ningún momento se van a arrepentir de haber hecho algo que les resulte ridículo ni nada parecido.

- Hay algo que es muy bonito y que la gente debe saber. De hecho a mí me gusta ser muy honesto sobre la hipnosis para ir eliminando todos los prejuicios y mitos que existen al respecto. Lo primero que las personas tienen que saber es que nadie puede ser hipnotizado en contra de su voluntad. Eso es lo primero que digo nada más salir al escenario. Con lo cual sólo voy a trabajar con aquellas personas del auditorio que quieran vivir la experiencia. De esta manera se pierde parte de lo que es el miedo a la hipnosis. Y después hay algo que también explico y que es precioso. Y es que un hipnotizado no está sometido a la voluntad del hipnotizador. Si yo intentara que un hipnotizado hiciera algo en contra de su ética, de su moral, de sus principios, realmente iba a salir de la hipnosis automáticamente y no lo iba a hacer porque nuestra mente siempre nos protege.
- ¿Una vez que la persona sale del trance al que usted la ha conducido, llega a tener algún recuerdo de esa experiencia?
- Si al final el hipnotizador dice ahora no vais a recordar nada de lo acontecido, al ser un estado de alta sugestionabilidad hay una tendencia al olvido de lo que ha ocurrido. A mí nunca me gusta decirlo. Nunca recurro a la sugestión posthipnótica de que no recuerden. Nunca lo hago. Dejo libertad a cada persona que ha vivido la experiencia de que recuerde o no recuerde. En la mayor parte de los casos recuerdan todo lo que ha sucedido, todo lo que han vivido. Como digo, son experiencias muy positivas. De hecho, una de las sensaciones es la de sobrevolar la ciudad y lo van a sentir tan real como en el más profundo de sus sueños, pero en un estado de sueño hipnótico. Un 80% de las personas recuerdan y existe un 20% que en ese momento no recuerdan, pero conforme les van contando sus familiares o amigos también empiezan a recordar.
- ¿Esas personas le han explicado de alguna manera en qué estado se encontraban durante el trance, si realmente era un estado de relajación total o por el contrario les llegó a provocar una sensación de angustia?
- Esa pregunta me gusta mucho porque el estado de trance hipnótico ya de por sí es muy placentero, es un estado donde se elimina todo ese ruido mental que tenemos de preocupaciones, de problemas. Todos los frentes que tenemos abiertos continuamente las personas desaparecen y es un estado de presencia absoluta. Aquí y ahora sólo existo yo, la sensación de bienestar mental que tengo y la voz del hipnotizador me ha llevado a ese estado de calma total. Un estado que además es beneficioso porque es un estado de meditación profunda, donde se equilibra el sistema nervioso.
- ¿Qué papel juega el entorno en sus espectáculos? Supongo que lo que pretende no se consigue de la misma manera en un teatro o un auditorio que en un plató de televisión.
- No tiene nada que ver. Pero más que el entorno es el tiempo. En televisión siempre que se ha visto un espectáculo así hay un previo por razones de tiempo. Aunque parezca que no están hipnotizadas con esas personas ya se ha trabajado previamente. Y así lo han dicho en algunos programas. Nunca se empieza de cero. En el auditorio todo parte de cero. No hay previos, no hay pactos, no existe ningún tipo de preparación previa con los espectadores que quieran vivir la experiencia. De hecho, desconozco quiénes van a ser las personas que se ofrezcan voluntarias. Por eso es apasionante, porque se parte de cero y a ver hasta dónde se es capaz de llegar.
- ¿Este tipo de experiencias funcionan igual con todo tipo de personas, independientemente de que se trate de adultos o de niños?
- No funciona de la misma forma. ¿Todo el mundo es hipnotizable? Mi opinión es que sí. Por mi experiencia como hipnoterapeuta todo el mundo es hipnotizable, pero no todo el mundo es hipnotizable en el mismo espacio de tiempo ni en las mismas condiciones. Por ejemplo, un niño tiene una gran capacidad de imaginación pero no tanta concentración como puede tener un adulto. Entonces es fácil que entre en hipnosis pero es difícil mantenerlo en el trance. En mis espectáculos siempre participan adultos, a los que propongo una serie de ejercicios para medir su capacidad de imaginación y concentración, porque lo que hago es hipnosis rápida, casi instantánea, y ahí no todo el mundo tiene la imaginación y concentración para entrar de forma tan rápida.