Pero Mata tenía un pasado más conocido (que ha vuelto a ser presente) como catedrática de Derecho en la ULE, y otro tal vez menos público, como gran aficionada a la pintura o escritora de poesía para público infantil, repartida en diversas antologías y el volumen ‘El alma indefinida’.
Y también este pasado vuelve a ser presente, hoy mismo (a las 19.30 horas en la biblioteca Padre Isla) presenta un nuevo libro, ‘Hijos del puente azul’ (ediciones Lobo Sapiens), donde estará acompañada por el editor, Martínez Reñones; la coordinadora de las Bibliotecas Municipales, Dolores Martínez Lombó; y quien más animó a Mata a publicar este trabajo, Camino Ochoa.

- Sí y no o no solo. Los diez relatos cortos de ‘Hijos del puente azul’ tienen un destino natural en los lectores jóvenes, pero es muy recomendable para los educadores y yo diría que vendría bien que los leyeran los padres y si les sirve para abrir una reflexión con los hijos... perfecto».
- El puente azul fueron aquellas escuelas de entreguerras para hijos de obreros sin recursos, abolidas por el nazismo ¿Qué puente azul queda hoy?
- El mar, el mar como puente por el que llegar a mejores tierras. Las diez historias del libro, cada relato, cada vivencia, son historias de niños que la mayoría han llegado a nuestra tierra por mar. Historias que conocí, algunas en primera persona, otras me las contaron y me impresionaron, vivencias duras de seres inocentes; y otras son literatura.
Pero añade, incluso insiste, en que pese a lo apuntado son «historias de buena gente y que transmiten esperanza, en lo que contribuyen y mucho las preciosas ilustraciones de Noelia García, coloristas, que desprenden muy buenas vibraciones».
Historias de inmigrantes que atravesaron el puente azul desde lugares tan lejanos como Siria, China, Senegal, Perú, República Dominicana... ¿Hijos también de su paso por la subdelegación? «En parte, la inmigración es un problema que siempre me ha preocupado, incluso por mi formación cristiana; siempre lo he llevado ahí y lo he canalizado con estas historias».
- ¿Y qué ha cambiado en su vida su etapa de «gobernadora»?
- Como gobernadora, como dices, perdí el pudor a mostrarme, a dejar ver las cosas que hago, cómo soy...
- ¿Tal vez también a negociar y lograr reunir en una mesa a Zapatero y Rajoy?
- Es cuestión de trabajar, intentar incluso lo que parece imposible y no lo fue. De Zapatero no debemos olvidar que la Universidad de León es su casa y Mariano Rajoy viene encantado. Añadiré que resulta que son amigos.