Esta vez, vamos a acompañar a un sabroso secreto de gocho blanco, con un apetitoso chutney de fresas.
Empezamos por la guarnición. Sartén al fuego con dos cucharadas de aceite de oliva dónde llevaremos a cabo esta preparación. Una cebolleta que picaremos en brounoise fina y pocharemos. A continuación, medio pimiento verde en cubitos. Seguimos sudando. Las fresas después de lavarlas y hacer unos daditos como del parchís, a la sartén. Ponemos una cucharada de azúcar moreno y dejamos que todo empiece a caramelizar. Instante de aderezos, especias y aromáticos: Un chorrín de vinagre de sidra o manzana, unos clavos de olor, media cucharadina de jengibre en polvo, otra media de comino molido, misma cantidad de ajo en polvo, una guindillina o cayena, una ramina de canela, salpimentar y dejar hacer lentamente hasta conseguir una mezcla melosa pero que no llegue a convertirse en mermelada. Dejar enfriar y embotar para reservar. Aguanta tiempo en frigorífico (como un par de semanas). Aromas, colores y sabores, todos.
Precalentar fuerte la máquina perfecta (horno) 220°. Mientras en una sartén, a fuego fuerte, sellamos la tajada del secreto porcino, después de pulir levemente el exceso de grasa y haberlo cincelado o marcado con un cuchillo fino. Un par de minutos o tres, por cada cara y lo pasamos a una placa de horno, poniendo por encima los jugos de la sartén. 10 minutos serán suficientes para que termine de hacerse y adquiera un precioso tono dorado. Apagar el infierno y sacar la placa. Dejar reposar unos pocos minutos y lonchear. Servir con el chutney reservado caliente y poner unas escamas de sal sobre la carne. El cuerpo me pedía unas papas fritas para redondear el plato.
Importa el pan, con miga que recoja los jugos.
Tinto de la DO Bierzo, Altos de Losada, de uva mencía y de la bodega Losada Vinos de Finca. Elegante, largo y persistente.
¡Tranca!