El potaje de vigilia de Marcelo Ramón

Como no puede ser de otra manera, Jueves Santo, día del amor fraterno, vamos a martirizarnos un poquín. Cuchareo semana santero: Guiso de garbanzos, bacalao y acelgas.
La víspera ponemos el pescado a desalar. Mínimo 24 horas y tres veces el cambio de agua, siempre fría y dejar actuar en la cámara del frigo. La legumbre, a remojo la noche anterior, en agua calentina con un puñadín de sal.
Olla alta al fuego con agua, cuando esté más que templada, ponemos los garbanzos escurridos, cebolla, puerro, zanahoria, todo pelado y entero y una hojina de laurel. ¡¡¡Siempre paciencia!!!, a borbotones suaves. Desespumar y hasta que estén cocidos. Sacar las verduras, retirar el laurel y con un poco del caldo, triturar con la ‘mini pimer’. 
Cazuela aparte con agua al fuego para escaldar las acelgas, unos 5 minutos las pencas y un minuto, las hojas. Todo troceado.
Dar un golpe de vapor al bacalao...
Sartén para el sofrito, Aove, ajos laminados. Cuando empiecen a coger color, pimentón, rápidamente carne de choricero. Remover e incorporar las acelgas y bacalao reservados. Saltear y mojar con el agua del bacalao y a la perola de los garbanzos. Echar también lo triturado con la ‘pimer’. Remover bien con la favorita y hervor que amalgame el potaje con sus añadidos. Dejar reposar y a la mesa. ¡¡¡Ser generosos!!! Completamos con huevo duro troceado toscamente y un poco de lluvia perijilera.
Pan, para la mano contraria de la cuchara, que permita pujar a los ‘chícharos’. Cambio vino por limonada leonesa, que como rezaba en un cartel antiguo de un viejo amigo: «Hay limonada que de limón no tiene nada», o aquel otro, «hay limonada que está muy rica y no sabe a nada», incluso «la limonada, calienta y da alegría». Ingenio de taberneros. Si nos invitan, no olvidéis llevar unas torrijas.
¡Feliz puja, hermanos!
¡Tranca!