Exponente máximo de receta de guisanderas. Nuevamente me inspira la preparación de estas asturianas que siempre dejan muy alto su pabellón, me encandilan.
Pitu caleya que como sabéis se crían en libertad en grandes terrenos donde van picando su alimento recogido directamente de la naturaleza. Aves felices, una maravilla. Carne oscura, muy tersa y cargada de sabor. Muy apreciada por gourmets de la buena cocina.
Cazuela baja al fuego con aceite caliente. Doramos las tajadas en que hayamos partido el pollo de corral, una vez salpimentadas y enharinadas ligeramente. Reservar.
En el mismo aceite, hacemos un sofrito a base de ajo, cebolla y puerro, todo muy picadín para no tener que pasar luego la salsa. Una vez pochado, regresamos a las porciones del pollo reservadas con sus jugos y mojamos con casi una botella de sidra natural. Aromatizamos con una hoja de laurel y si hace falta reponemos líquido con un caldín de ave. Ahora, sin prisa, bajamos el fuego y con la tapadera puesta, dejamos cocer suavemente hasta que la carne esté tierna (orientativo, entre 2-3 horas, o más, depende de la pieza). Dejar reposar un poco, reducir la salsa si fuese necesario. Para degustar, aparte de unos champiñones salteados, me gusta reforzar el sabor y aroma de la sidra con un purecito de manzana regada con el resto de la botella del espíritu de la manzana. El verde del paraíso asturiano lo significamos con un fresco brote de perejil.
Con esta salsa, el pan, no es casualidad, ¡¡¡es necesidad!!!
No me cansaré de reconocer y agradecer a estas asturianas capaces de mantener su patrimonio gastronómico, y por ello, siempre brindaré con una botellina de sidra tomada a culines bien tirados.
Otro homenaje que nos damos.
¡Tranca!
Pitu caleya a la sidra de Marcelo Ramón
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26/04/2025
Actualizado a
26/04/2025

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