"No soy torero, cuando digo que lo dejo, lo dejo"

Álex Cooper se retira de la música tras 35 años de carrera porque no le apetecer encontrarse con 60 años a la puerta de las salas esperando si va gente o no, organizando conciertos... "me daba un poco de pereza ese futuro"

Isabel Herrera
06/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Alejandro Díez, Álex Cooper, este miércoles en el programa ‘Entre nosotras’.
Alejandro Díez, Álex Cooper, este miércoles en el programa ‘Entre nosotras’.
Ha dicho que se marcha, y se marcha, no habrá vuelta atrás, «yo soy de esas personas de las que te puedes fiar en esto, no soy torero, cuando digo que lo dejo, lo dejo». Y así cerrará Alejandro Díez, Álex Cooper, 35 años de años dedicados a la música pop.

Este miércoles, en el programa ‘Entre nosotras’ que cada miércoles emite Cope León en colaboración con La Nueva Crónica, Cooper aseguraba que son muchas las razones que le han llevado a tomar esta decisión, unas personales y otras profesionales, «se van mezclando, y llega un momento que se te descorre la cortina y lo ves todo clarísimo, ves el escenario y dices, hay que cambiar el rumbo».

Tiene 52 años y no se veía a los 60 «a la puerta de las salas viendo si venía gente o no venía, organizando conciertos... me daba un poco de pereza ese futuro». Así que ahora tiene previsto dedicarse a su familia, a Ediciones Chelsea y a una fundación que ya tiene nombre, Fundación Club 45, para apoyar la cultura pop.

El principal representante del movimiento mod en España reconoce que una de las razones de su partida es que en realidad «esto no es una profesión, es muy difícil pagar los impuestos, los autónomos... no me voy a poner a llorar porque mis amigos peluqueros o el frutero al que le compro los mangos y los aguacates tienen el mismo problema, pero en realidad no es una profesión que se haya asentado como tal y que la gente vea como tal». Hasta ahora ha sentido que era lo que tenía que hacer, lo que debía aportar a la sociedad, «pero ha llegado un momento en que me apetece dar otras cosas y por eso es el cambio de rumbo».

Y lo que ha aportado han sido 35 años de hacer grande el nombre de León y hacer grande el pop. Primero con Los Flechazos y luego ya como Cooper, 35 años llenos de momentos mágicos, como cuando en sus inicios en la música entraba el grupo en Madrid en una furgoneta y al poner la radio empezó a sonar una canción suya, «esa sensación de que a lo mejor pasa algo» o la gira por Alemania unas navidades con Cooper que recuerda como muy especial sobre todo a nivel de camaradería. Y cómo no, el concierto de La Riviera, en Madrid, donde celebró sus ‘30 años viviendo la era pop’ «con todo vendido y rodeado de amigos de toda España disfrutando de la música». Muchos momentos y muchas canciones, por eso le costaría quedarse con una, «porque tengo el corazón ‘partío’ entre Los Flechazos y Cooper», aunque si elegir fuese cuestión de vida o muerte se quedaría con ‘Cierra los ojos’, del segundo LP de Cooper.

Lo que no le quedan, aseguraba ayer ante los micrófonos de Cope León, son sinsabores «porque de todo aprendes y todo te ayuda a entender cómo has sido tú como persona». Aunque bueno, recuerda que en una ocasión, con Los Flechazos, cuando estaban a punto de alcanzar el número 1 «de esa lista que todo el mundo conoce y que parece que es la que marca las contrataciones» nos pidieron hacer un playback en la calle en Tarragona «y nosotros, que siempre nos habíamos negado a eso, con toda la cabezonería dijimos que no tocábamos playback en la calle; y nos dijeron que no pasaba nada, pero a la semana siguiente nos echaron de la lista y no se volvió a saber nada de Los Flechazos». Que no se arrepiente porque cree que son de esas decisiones que te marcan en lo personal y en lo profesional, pero la pregunta está ahí: «¿Si yo hubiera hecho ese playback en Tarragona, qué hubiera pasado? A lo mejor mi carrera hubiera sido distinta».

Con playback o, mejor dicho, sin él, Álex Cooper se retira con toda una carrera de éxito y justo cuando cree que ha llegado el momento de apartarse de un ambiente hacia el que siente cierto «desapego». «Me cuesta conectar con la gente joven, con los festivales, me siento un poco fuera de lugar, voy por la calle y veo al chaval que va escuchando una música horrorosa que no puedo soportar... entonces, llega un momento en que dices, si yo no entiendo lo que está pasando alrededor, yo aquí ya no pinto nada».

Así que se despide de los escenarios en dos tiempos. Primero, participando en el Festival Hallowindie, la nueva apuesta musical de León, «una ciudad muy musical que tiene una tradición rica que tenemos que mimar y que no tienen en otras ciudades cercanas, por lo que es un valor». «Me parecía chulo despedirme de mi ciudad apoyando un proyecto que empieza», y así lo hará, aunque una semana después pondrá el broche a su carrera en Madrid, «en el centro del mundo que yo he transitado», con un concierto en el Ochoymedio Club para que el que, cinco meses antes, ya está todo vendido con un aforo de 1.500 personas.

En todo caso, su hija Julia, de 11 años, apunta maneras, «de hecho va a clases de batería, le gusta la música y a mí no me importaría, pero seguramente le daría el mismo consejo que me dieron a mí mis padres en su momento, ‘la música está muy bien, pero tú termina la carrera, Alejandro’».
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