Una manera alternativa de leer la historia

‘Entre hilos y huesos’ es un espectáculo de danza flamenca contemporánea que agita la memoria histórica más reciente de nuestro país

06/03/2024
 Actualizado a 06/03/2024
Un momento del espectáculo de danza ‘Entre hilos y huesos’. | L.N.C.
Un momento del espectáculo de danza ‘Entre hilos y huesos’. | L.N.C.

Danza flamenca de raíz contemporánea es como cabe tildar al espectáculo de la compañía de danza de Daniel Doña ‘Entre hilos y huesos’que este miércoles sube, a partir de las 20:30 horas con entradas a 10 euros, al escenario del Auditorio de León. 

Premio Lorca al mejor espectáculo de danza flamenca 2023, ‘Entre hilos y huesos’ «conmueve y agita la memoria histórica más reciente de nuestro país con una visión sincrética, feminista y desprejuiciada, que transforma el sufrimiento, el miedo y la tragedia en un canto de libertad», sostienen desde la compañía responsable de este proyecto original de Daniel Doña –Premio Max al Mejor Intérprete Masculino de Danza 2019– y del bailarín Jordi Vilaseca, con el que dirige la obra, contando con la colaboración de los coreógrafos invitados Manuel Liñán y Marco Flores. Sobre el escenario, los bailarines Sara Jiménez, Jordi Vilaseca, José Alarcón, Marina Paje, Cristián Martín y el propio Daniel Doña, que cuentan con el acompañamiento musical en directo de los guitarristas Antonia Jiménez y Paco Cruz; el violonchelista José Luis López; los cantaores Inma la Carbonera y David Vázquez, y la percusionista Nasrine Rahmani

Sobre el espectáculo, uno de sus principales artífices, Daniel Doña, apunta que es «una manera alternativa de leer la historia, coser las costuras desgarradas de la memoria colectiva y transformarlas en un acto poético que aúna lucha, justicia y reivindicación. ‘Entre hilos y huesos’ es queja y denuncia, es justicia poética expresada desde una danza de vanguardia, atrevida, que transita por la tradición y la contemporaneidad, que se refugia en el flamenco y los cantes de antaño pero que rebosa y explota en su vigencia». Para Daniel Doña «es un minuto de silencio por quienes fueron expulsados de la historia, pero también un ejercicio de memoria que enfoca hacia esos puntos ciegos de nuestro pasado, hacia las voces de los artistas que cayeron en el olvido». 

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