Luis Mateo Díez recibe la Medalla de Oro de la Diputación de León, su reconocimiento "más entrañable"

El escritor natural de Villablino se dio cita este miércoles con varios miembros de la institución provincial para recoger el galardón casi un año después de recibir el premio Cervantes de manos de los Reyes

Camino Díez Llamazares y Laura Pastoriza
09/04/2025
 Actualizado a 09/04/2025
https://youtu.be/pdR2WX4BJy8

El 21 de septiembre de 1942 sucedía algo que en aquel presente se celebró como un hecho cotidiano y que, en su futuro, fue tomando la forma de un suceso excepcional. Nacía entonces en tierras lacianiegas el escritor que hoy es Luis Mateo Díez, premio Cervantes de 2023 que este miércoles ha recibido la Medalla de Oro de la provincia. «Esta es mi tierra, esta es mi casa provincial. Soy el escritor que soy porque nací en León y aquí quiero seguir estando con la imaginación y la ficción», leyó el escritor y sus palabras ya quedan plasmadas en el libro de la Diputación de León para la posteridad.

«De todo lo que he recibido, de todos los halagos, los reconocimientos y asuntos que me han llegado por todas partes por los que dudo, ante el exceso de los mismos, que yo sea dueño de tantos merecimientos, la Medalla de Oro de la provincia muestra por vuestra parte una generosidad, un cariño especial», expresó el narrador: «El encuentro con este tipo de reconocimientos es el más entrañable de todos». 

En compañía de varios miembros de la institución provincial, el autor de Villablino hizo del ambiente uno del todo distendido. A pesar de los atuendos trajeados que señalaban la sobriedad del evento, las palabras, las anécdotas, el carácter de Luis Mateo Díez no hizo sino reflejar la concordancia entre la sabiduría y la sencillez.

«Cuando uno dice ‘pero tú, Mateo, ¿de dónde vienes?’, yo tengo que pensar de dónde vengo, dónde estoy y dónde quiero ir y esto sería ahora un rollo que me vais a excusar», refirió entre risas: «Pero el de dónde vengo está claro. Yo vengo de un origen muy determinado; concretamente de ese León de la antiguedad, del esplendor, de la belleza, del tiempo que lo había ido derruyendo... Tal vez para mí ya era casi la apreciación literaria de un chico que parecía que iba a ser escritor y que tenía la conciencia de un mundo legendario».

Hijo de la posguerra, huidizo de León cuando era una tierra «vieja y fea» que antaño hubiera sido lugar lleno de belleza, el escritor provocó la estridencia de no pocas carcajadas en su atención a los medios previa al discurso de recepción del reconocimiento. En él habló de la Institución Libre de Enseñanza, de su padre,«don Floro», antiguo secretario de la misma Diputación que ahora le galardona, de los mineros fallecidos la semana pasada en Cerredo y de la relación de la minería con su tierra natal, Villablino, otrora llena de esplendor.

«Eso quedó totalmente liquidado, pero hay un hummus enorme en ese valle ahora perdido», expresó, añadiendo el término «traicionado», «una palabra indebida» en referencia al pasado minero de su tierra natal. «Yo soy de los que piensan que la liquidación de las minas no sé si era necesaria, precisa, porque andamos todos obsesionados con que hay que respirar mejor y no sé qué cosas», indicó: «El hecho es que se hizo de una manera impía».

Su voz se tornó así en la de una tierra que ha celebrado sus publicaciones por verse identificada en ellas. La de un lugar que es en parte Celama y sus gentes personajes de historias como ‘Estaciones provinciales’ o ‘La fuente de la edad’. Su voz es la de una provincia aminorada en cifras demográficas, pero rebosante de pulsión narrativa. «Todos los escritores que nos fuimos por lo que fuera... ¡Se ha ido tanta gente! ¿Ahora cómo traemos a los que se marcharon? Lo que hay que hacer es que ya no se vayan más», reclamó y no tardó en referirse a su vínculo actual con la provincia.

«Yo considero haber tenido relaciones siempre cariñosas, afectuosas, y muy especialmente desde los medios de comunicación», confesó: «Creo que desde los medios de León, tanto La Nueva Crónica como fue el diario anterior, el Diario de León, siempre ha habido un acogimiento enorme... Las emisoras, la televisión; siempre ha habido un foco hacia afuera muy fuerte». En sus palabras, «ese momento en que, en el panorama de la narrativa y de la poesía española, hay una mirada muy intensa a León, es debido a los medios de comunicación, que son los que hicieron una expansión grande y contribuyeron a la conciencia de que la cultura leonesa se supiera».

De esta forma impregnaron sus palabras de literatura el Palacio de los Guzmanes. Así lo hicieron en una suerte de filandón; en un guiño a los que le han llevado hasta Taiwán en esa triada de letras leonesas que forma junto a Merino y Aparicio. Y el resto nada más que escuchando, como queriendo leer la imaginación de la que han brotado tantas y tan fascinantes historias.

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