"Laciana y Riaño tienen algo en común: la necesidad de cantar para recordar"

El doble campeón del mundo de acordeón acaba de dar un paso más en su brillante carrera, ahora como compositor de un tema

02/06/2025
 Actualizado a 02/06/2025
Borja R. Tablado
Borja R. Tablado

Borja R. Tablado ha creado un puente musical entre las dos tierras de su sangre, Laciana y la montaña de Riaño, y que ha llamado ‘Batsende’, que ha compuesto con dos pilares: la tradición oral y la necesidad de cantar para recordar. El tema, interpretado al acordeón diatónico, y el cuidado videoclip ya está disponible en YouTube, Spotify y el resto de plataformas digitales. 
 
– ¿Acabas de publicar ‘Batsende’,una composición propia ¿Después de tus éxitos en los campeonatos mundiales de acordeón sientes la presión de que se espera de ti algo de gran calidad? 
– Después de los campeonatos mundiales de acordeón, es cierto que puede haber cierta expectativa, pero la presión más fuerte me la pongo yo mismo. Soy mi primer crítico, y siempre intento trabajar con el máximo rigor, cuidando cada detalle para ofrecer lo mejor de mí. No se trata de cumplir expectativas externas, sino de estar a la altura del repertorio, del territorio del que nace y de lo que quiero expresar con mi música.

– ¿Qué es Batsende? 
–  Con Batsende he querido dar un paso más allá en mi camino. Es una composición propia construida a partir de una selección de varios Titos Tradicionales Leoneses (los de Abelgas, Riaño, Lario o Santibáñez) que he adaptado y reinterpretado desde mi particular visión. Para mí, este proyecto tiene un gran valor simbólico, porque representa una manera de hacer dialogar la tradición con una visión más actual y personal.

– El vídeoclip de Batsende arranca con unas imágenes de un castillete minero, como los de Laciana, para saltar a otras del pantano de Riaño. De montaña occidental a oriental, ¿un puente entre tus raíces?
– Sí, Batsende es, de alguna manera, un puente entre mis dos raíces. El vídeo comienza con imágenes del castillete del Pozo María, en Caboalles de Abajo, que es una referencia directa a mis orígenes en el Valle de Laciana, por parte materna. Es un símbolo de la memoria minera y del paisaje humano de esta tierra, en la que empecé mi camino musical. Después, las imágenes nos llevan hasta el pantano de Riaño, en plena montaña oriental, que representa la otra mitad de mis raíces, por parte paterna: la comarca de Riaño y Mampodre. Dos paisajes distintos, pero profundamente conectados en mi interior, en mi manera de entender la música y el territorio.

– Dos paisajes que unidos producen un nombre, Batsende.
– El propio nombre Batsende resume ese vínculo: por un lado, juega con el sonido ts, tan característico del habla patsueza, presente en Laciana y otras zonas de la montaña occidental; por otro, hace referencia al desfiladero de Bachende, en la comarca de Riaño. Así, el título también funciona como un puente lingüístico y geográfico entre ambas montañas. Batsende nace con esa intención: unir memorias, paisajes y sonoridades para que dialoguen a través de la música. 

– Dos comarcas, montañas ambas pero muy separadas geográficamente, ¿cómo ha tendido un puente entre ellas? 
–  Cada una de estas montañas me inspira una música distinta, con su propio ritmo y manera de contar. En el Valle de Laciana, los chanos y las jotas marcan el pulso de una tradición colectiva, muy cercana al baile y a la vida cotidiana. Es una música con los pies en la tierra, que se comparte, que se vive en comunidad. La montaña de Riaño y Mampodre, en cambio, me sugiere otra sonoridad: más íntima, más ligada al relato. Allí tienen protagonismo los romances pastoriles, menuditos, titos… melodías que parecen venir de lejos, con algo de canto antiguo, de palabra susurrada entre montañas o al abrigo del fuego. Es una música más interior, que invita a escuchar y reflexionar.

–  ¿Y el denominador común?
-  Aunque diferentes, ambas tradiciones están muy presentes en mi forma de entender la música. Y muchas veces intento que conversen entre sí, porque al final comparten una raíz común: la necesidad de cantar para recordar, para no perder lo que somos. 

– Partes de algo tan tradicional como los titos para algo tan actual como tu propia música ¿Son compatibles, se entienden bien los dos lenguajes?
–Para mí, no sólo son compatibles, sino que se enriquecen mutuamente. Los titos son una forma de expresión profundamente arraigada en la Tradición Leonesa, con una musicalidad muy particular y una fuerza que sigue siendo actual. Lo que intento es, partir de esa esencia para construir una música que dialogue con el presente sin perder el alma de donde viene. En realidad, no lo veo como dos lenguajes enfrentados, sino como una continuidad. Si conoces el territorio, sus costumbres y su historia, puedes reinterpretarlo desde tu propio lenguaje con respeto y libertad. Batsende es un ejemplo de eso, nace de titos tradicionales, pero toma forma en una composición personal, pensada desde hoy, con un sonido actual. Creo que ahí está la clave, hacer que lo antiguo no suene a pasado sino a algo que todavía tiene mucho que contar.

– ¿Además de en estas grabaciones en que trabajas?
–  Soy profesor de secundaria en Cistierna y eso también ocupa una parte importante de mi día a día. Aun así, en los últimos meses me he volcado al cien por cien en Batsende, un proyecto muy personal que ha requerido toda mi energía y dedicación. Esto no significa que haya dejado de lado otras cosas. Sigo adelante con La Orquestina de León, un proyecto que me ilusiona mucho y con el que comparto escenario y repertorio con músicos con los que tengo una gran conexión. Mirando al futuro, ya estamos empezando a dar forma a nuevas ideas y proyectos que espero poder compartir pronto.

– ¿Qué te da el acordeón diatónico que no te ofrezcan otros instrumentos?
–  El acordeón diatónico me ofrece algo muy difícil de encontrar en otros instrumentos: una sonoridad con carácter, que conecta directamente con la tierra y con la música que interpreto, además de ser muy divertido de tocar. Tiene un timbre muy particular, lleno de matices, que me permite acercarme de una forma muy honesta a las melodías tradicionales, respetando su esencia pero también explorando nuevas formas de expresión. Es un instrumento profundamente ligado a la tradición oral, a la música de pueblo, al baile… y eso para mí tiene un valor enorme. No es sólo una cuestión técnica o estética, sino emocional: el diatónico me permite contar desde dentro, con un lenguaje que siento propio y eso genera una conexión muy directa tanto con la música como con quien la escucha.

– ¿Cómo valoras el panorama de la música tradicional leonesa?
–  Creo que la Música Tradicional Leonesa está viviendo un momento muy interesante. Hay mucha gente trabajando con rigor y con muchísimo talento, desde diferentes enfoques: la investigación, la interpretación, la creación y eso enriquece enormemente el panorama. Es muy alentador ver cómo cada vez más proyectos nacen desde León con calidad, compromiso y sensibilidad hacia el territorio y su patrimonio musical.  

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