Tal vez una de las mejores formas de ver el arte y el alma de León sea a través de un olvidado libro —una de aquellas publicaciones que hacía la Hullera Vasco Leonesa para felicitar la Navidad- del que es autor el ingeniero leonés Fernando Alonso García, seguramente poseedor de una de las mejores colecciones de tema leonés, sobre León y sus tradiciones, que reúne miles de ejemplares de mapas, postales, cartas, fotos, grabados y artículos de todo tipo, siempre relacionados con León y siempre con especial cariño para su tierra maragata, ya que nació en Astorga en 1937 y es hijo del recordado Luis Alonso Luengo, uno de los integrantes de la famosa Escuela de Astorga, junto a Ricardo Gullón y los hermanos Panero, fundamentalmente. Entre las joyas de su colección se encuentran las cartas franqueadas y certificadas más antiguas del mundo, que fueron las estrellas de la Exposición Mundial de Filatelia celebrada hace casi dos décadas.
Dedicaba Fernando Alonso aquel lujoso y voluminoso libro a la presencia de ‘León en los grabados históricos’, con 300 páginas de gran formato y cientos de grabados que, en principio, nos dan idea de la importancia de esta tierra para artistas del grabado de todo tipo.

Antes de este libro Alonso había dedicado otros dos a ‘León en la cartografía histórica’ y ‘León en la historia postal’, ambos con excelente acogida.
Entre los diversos apartados en los que ha reunido Alonso García las obras encontramos paisajes, pueblos, santos, retratos de personas regias, monumentos, tipos y trajes populares leoneses o acontecimientos, así encontramos, por ejemplo, «el choque de dos trenes en la curva de Otero, entre Astorga y Vega», de 1884, realizado en base al relato de un testigo presencial, dibujado por Juan Comba y García y publicado por La ilustración española. O la Colegiata de Arbas (Arvas en el texto) realizada por Luis Menéndez Pidal; inauguraciones...
Entre los personajes que aparecen en los grabados podemos encontrar a Santiago Alonso Cordero, los condes de Toreno, San Juan de Sahagún, el académico Juan de Ferreras, el Cardenal Lorenzana, Doña Berenguela, Alonso Pérez de Guzmán o Pío Gullón, por citar algunos que den idea de la magnitud de la obra de este leonés que justifica su pasión preguntándose: «¿Dónde, además de en León, pueden verse 104 rebecos al natural?».