Es el ideador de uno de los festivales más longevos de la provincia y la cara visible de un equipo de trabajadores que cada año vela por que el Festival Internacional ‘León vive la magia’ continúe por la senda de éxito que ha ido labrando. Toda una vida es la que lleva Juan Mayoral en el mundo de la magia, aunque no fue hasta hace 22 años cuando la convirtió en festival; en uno en el que ejerce como director artístico. «He tenido la suerte de hacer lo que me gusta. Eso es un regalo», dice a veces. Otras, cita oportuno al escritor Hermann Hesse: «No fui yo quien escogió la magia; ella me escogió a mí». De su mano, avalado como está por una tan dilatada como interesante trayectoria, la magia ha escogido también a todos los leoneses.
– ¿En qué momento de su trayectoria personal y profesional surge la idea de crear el festival ‘León vive la magia’ y qué necesidad creía que debía ser cubierta?
– En octubre del año 2004, mi amigo Javier Cambero, de Eje Producciones, al que conocía pero con el que no había tenido relación profesional, me contacta y me dice que en el Ayuntamiento estaba buscando un evento para Navidad y yo propuse un festival de magia, que era algo que había intentado en el pasado y no había conseguido. Es decir, los políticos no creían en la magia; consideraban que era un arte menor, quizás más dirigido a niños, y no sabían el potencial que tenía. Recibí muchas negativas en mis intentos anteriores y, en ese momento, ya es el Ayuntamiento el que solicita esto y hay una puerta que se puede abrir realmente. En dos o tres meses prácticamente yo hago un programa de actividades; los presentamos al Ayuntamiento y se aprueba. Tuve esa sensación de felicidad por decir: he hecho algo en mi ciudad que había pretendido en muchas ocasiones y no había sido posible. Todo lo que ha venido después ha sido un regalo porque con el primer año yo ya me sentía satisfecho y feliz.
– Después de 22 años, con un festival ya consolidado, ¿qué edición diría que ha funcionado como punto de inflexión para la expansión a nivel global del festival?
– El primer año la gente salió encantada y yo diría que ese es el detonante para la continuación: la gente asistió a la Gala Internacional en el Teatro Emperador y, aparte, hicimos una Unipersonal con Juan Tamariz y otra con Jorge Blas, que era un mago ya reconocido. La gente vio tres espectáculos de mucha calidad y, en ese momento, yo ya era consciente de que esto funcionaba y de que el público salía maravillado porque no había visto nunca magia en directo. Si eso no se hubiera producido, esto no hubiera continuado así.
"No hay otro evento que repita once veces en el Auditorio de León"
– ¿Cómo ha cambiado en todo este tiempo la relación de la ciudad con el festival?
– Se ha creado lo que yo llamo la cultura de la magia, algo que no existía antes. La gente tiene conocimiento, sabe discernir y valora muy bien los espectáculos. Son conscientes de que es el adulto el que capta toda la intensidad de lo que está viendo. Es decir, el niño no es tan exigente porque se conforma con menos, pero el adulto hace una valoración artística más amplia. El efecto mágico es una cosa, pero también interesa la presentación, el artista, la forma de moverse, su interpretación… Todas las habilidades que conllevan a la magia final, porque un mago está preparado a nivel actoral, a nivel pantomima, a nivel acrobacia, a nivel malabares... Hay muchas disciplinas que acompañan al mago.
– ‘León vive la magia’ arranca en León para expandirse con el tiempo a otros territorios de la comunidad e, incluso, de comunidades vecinas. ¿Sentimos los leoneses el festival como algo nuestro?
– Sí, porque no hay ningún evento que consiga repetir el mismo espectáculo once veces llenando el Auditorio y somos conscientes de que, si ampliamos, podríamos llenar más galas. Aquí puede venir cualquier artista a lo largo del año y no consiguen lo que nosotros hemos conseguido. Somos conscientes de que, en octubre, cuando hacemos la rueda de prensa, las entradas desaparecen por arte de magia en una semana. Es algo que yo no me acabo de creer y también me da una gran responsabilidad, porque no puedes defraudar a todos los seguidores, a todos los visitantes. Sabemos que muchas entradas se compran en Madrid, incluso en Barcelona, en Valladolid, en ciudades cercanas y no tan cercanas.

– Para conseguir esa expansión habrá hecho falta mucho apoyo de las instituciones…
– Correcto. Este no es un festival local de ciudad; es uno que abarca la provincia y la comunidad autónoma. Tenemos presencia en León, Salamanca, Burgos, Soria, Segovia, Palencia, Zamora, Ávila y Valladolid con más 700 espectáculos. Todo ello se lo debemos a la Diputación Provincial de León, porque ha generado un programa de ayudas sufragando el 50 por ciento del coste del mago. Esto hace que los magos sean muy asequibles y que las poblaciones lo soliciten. Además, la Gala Internacional viaja por los mejores teatros de la comunidad autónoma: una vez tienes a los mejores magos del mundo es bueno compartir y, si el trabajo ya está hecho, pues vamos a hacerlo viajar. El espectáculo ofrece un total de 22 representaciones: 11 en León y las otras 11 en otras ciudades. Incluso, en una ciudad vecina: vamos al Teatro Campoamor de Oviedo, por proximidad y porque nos lo pidieron y tampoco les vamos a decir que no porque es un teatro prestigioso y nos encanta.
– Además de la Gala Internacional, hay muchas otras actividades y buena parte de ellas se llevan a cabo en la calle o en lugares no convencionales. ¿Es esta una forma consciente de democratizar la cultura?
– Sí, por supuesto. El concepto del festival es que se respire la magia; que te sorprenda un mago en una plaza, en un rincón. Llevamos la magia solidaria a hospitales, residencias de ancianos, centros sociales… Ese es el concepto. La ruta de la magia, por ejemplo, abarca lugares emblemáticos como Espacio Vías, el Teatro San Francisco, el Palacio del Conde Luna y el Palacio de los Guzmanes. Tenemos incluso una atracción de feria antiquísima, ‘La cabeza parlante’. El concepto del festival no es solo la gala, que es el corazón, sino todo ese conjunto.
– A la hora de desarrollar esa programación, ¿cómo busca el equilibrio entre la magia más clásica y las nuevas tendencias?
– La magia arropa distintos géneros y especialidades. En una gala hay que hacer un cóctel. Tiene que haber humor; la gente se tiene que reír. Tiene que haber magia que emocione, que llegue al corazón. Tiene que haber magia grande, de gran aparataje. Tiene que haber algo que yo considero mágico, pero no es el mago habitual; una especialidad cercana a la magia, pero que no es magia clásica. Y luego otros géneros como la manipulación, que es habilidad pura, sin aparataje. Cuando coges ese abanico y un presentador en clave de humor, haces un espectáculo fantástico que dura casi dos horas sin descanso, sin intermedio, y del que la gente sale diciendo que se le ha hecho corto. Ese es el mejor aplauso que se nos puede dar.
"Esto durará lo que el público decida; mientras haya asistencia, nosotros vamos a estar ahí"
– La Navidad en León ya no puede entenderse sin este festival. ¿Es esta la temporada alta de la magia?
– El éxito del festival es que acertamos con la fecha. En Navidad no había ningún evento mágico en España cuando empezamos: estas fechas eran familiares, para estar en casa y punto. Nosotros iniciamos la magia en Navidad y ahora hay muchísima programación: solamente en Madrid hay siete espectáculos de grandes magos en teatros importantes y un musical en el Teatro Calderón titulado ‘Houdini’. La Navidad ya es mágica de por sí y nosotros hemos sido pioneros ofreciendo un espectáculo familiar, no infantil: aquí se lo pasa mejor el adulto que el niño. Acertamos con el producto y estamos llenado once aforos del auditorio con nombres que la gente no conoce. Eso es magia pura.
– Hoy mismo tendrán lugar los dos primeros pases de la Gala Internacional, que por primera vez cuenta con una mujer como maestra de ceremonias. ¿Ha ido ganando presencia la mujer en la magia en los últimos años?
– Yo creo que sí, pero muy despacio. Hay una desproporción enorme, cercana al uno por mil: por cada mil magos tienes una mujer. En la edad de oro del ilusionismo ya había magas, pero eran muy pocas. Nosotros siempre traemos magas al festival. Este año traemos a la canaria Jessica Guloomal y a la andaluza Lola Mento y traemos de presentadora de la Gala Internacional a Violeta Zheng; por primera vez la presenta una mujer después de 22 ediciones porque no hay. No hay modelos. Los niños ven un mago y quieren ser magos. Las niñas no ven magas y no tienen ese modelo. Además, la mujer que hace magia la hace muy bien y tiene una gran sensibilidad: es de movimientos más suaves, graciosos y armónicos.
– Estas más de dos décadas de ‘León vive la magia’ dan cuenta de la consolidación del evento. ¿Le vaticina otros 22 años de vida?
– A veces yo soy la cara más visible, pero detrás hay un equipo de gente que trabaja muy duro y somos conscientes de que todo empieza y todo acaba. No hay nada que perdure para siempre; hasta para nuesta propia existencia tenemos una fecha de caducidad. Somos conscientes de que esto durará lo que el público decida porque, mientras haya asistencia, nosotros vamos a estar ahí. Todo tiene su momento; los ‘music hall’ en los que yo actuaba ya no existen. Todo tiene una subida y una bajada, pero, pasado el tiempo, el que haya asistido al festival lo recordará como algo que disfrutó, como una oferta de ocio y entretenimiento que le generó felicidad, que al final es lo que pretendemos: que la gente se evada de los problemas cotidianos que todos tenemos y que viajen a un mundo de felicidad y de sueños. Yo creo que eso lo conseguimos porque cada año repiten; es decir, que cuando esto acabe les quedará ese recuerdo y habrá niños que decidirán ser magos a raíz de lo que han visto aquí.

