Asiduamente se incluyen entre estas páginas una dedicada a la reseña de alguna obra literaria a comentar. Las firma José Ignacio García, avezado lector y crítico literario que tiene en su haber la publicación de varios libros de relatos que le han llevado a alzarse, entre otros, con el Premio Miguel Delibes de narrativa de 2009. Durante los últimos años ha compaginado su faceta de crítico con la de autor de la novela ‘El vuelo de los delfines’. Publicada por el sello valenciano Valnera, la obra se convierte este miércoles, desde las 19:30 horas, en protagonista del espacio Factor de San Feliz de Torío.
– ¿Por qué se embarca un crítico literario en el campo de la novela?
– Quizás convendría precisar, antes que nada, y sobre todo aquí, en León, que hubo una publicación anterior, hace unos veinte años, auspiciada por ese mecenas de la cultura leonesa que es Gregorio Fernández Castañón, que apareció con vocación de novela en Los libros de CamparredOnda, y se titulaba ‘Mi vida, a tu nombre’, por mucho que luego algunos especialistas de la época la catalogaran como un relato muy largo más que como una novela corta. Pero ahí queda el detalle y el precedente. En cuanto a esta primera incursión seria en la narrativa de largo recorrido, se debe al compromiso que adquirí hace tres años, en una de las ferias del libro que coordino, con José Antonio Abella y sus editores cántabros de Valnera, de escribir una novela. Y como soy un hombre de palabra, en el amplio sentido del término, no podía faltar a ella, a esa palabra que es mi razón de vivir. Por mucho que me haya costado compatibilizar la tarea analítica de escribir sobre lo que otros escriben con la propia dedicación creativa.
– ¿A qué retos se ha enfrentado durante la creación de ‘El vuelo de los delfines’?
– El principal reto que he afrontado ha sido el de la disciplina y la continuidad a la hora de escribir. Uno puede leer en muchos lugares y escribir una reseña o incluso un relato pueden surgir de un impulso momentáneo. Sin embargo, para afrontar la escritura de una novela hace falta un esfuerzo perseverante y diría que abnegado. En ese sentido, como el ave que recolecta materiales para construir su nido, empleé unos dos años en recopilar ideas, personajes, situaciones, argumentos y, a partir de ahí, me sometí a una cuarentena entre agosto y septiembre del año pasado en Cantabria, en casa de mis editores. Allí adquirí esa disciplina diaria, cimenté buena parte de la novela y gocé, de primera mano, de los consejos de mi editor, Jesús Herrán, que le vinieron muy bien a la trama y la estructura. Luego volví a casa y tardé casi seis meses más en entregar el manuscrito definitivo.
– La reseña de la obra la presenta como «un conmovedor homenaje a la vida y al amor» y «una novela actual y cercana de la que cualquiera que haya superado cinco décadas en su biografía podría sentirse protagonista». ¿No disfrutaría un público más joven de la historia que desentrañan sus páginas?
– La novela trata de ser precisamente eso, un homenaje a la dignidad, a la esperanza, a la vida y al amor. Y a las segundas oportunidades que son un tren que, a ciertas edades, no se puede dejar escapar. Pero desde luego que es una novela sin fecha recomendada y, de hecho, hay lectores más jóvenes que la han leído, la han disfrutado e incluso, porque las relaciones humanas actuales, como la ciencia, han avanzado una barbaridad, se sienten identificados con las historias que protagonizan algunos de los personajes.

– ¿Cómo cambia la manera de estar en el mundo a partir de los cincuenta años?
– Cuando empecé a pensar en la trama, me vinieron a la cabeza esos versos del poeta leonés Máximo Cayón Diéguez, en los que afirma, una vez alcanzada esa edad, que es consciente de haber recorrido más camino del que le queda por andar. A partir de ahí asumí que, además de la salud, el tiempo es el bien más preciado cuando empezamos a ser conscientes de que cada vez nos queda menos. Por eso creo que «un cincuentón» debe vivir más deprisa, aprovechar las oportunidades, ir directo al meollo del asunto que le ocupa, afrontar el amor, los trabajos o las relaciones personales sin que le tiemble el pulso y sin que tenga que sonrojarse por dejar a medias libros que no le interesan o relaciones humanas insatisfactorias.
– David Acebes escribía en un artículo para La Nueva Crónica que ‘El vuelo de los delfines’ es una novela «caleidoscópica». ¿A qué se refiere?
– Supongo que quiere decir que ‘El vuelo de los delfines’ es una novela coral, con tres parejas principales, pero muchos actores secundarios; y que cada personaje aporta su propio punto de vista y afronta los conflictos a su manera. Porque, ya sean masculinos o femeninos, creo que cada personaje tiene su propio músculo, su identidad genuina y una voz y una forma de pensar y de actuar que los hacen muy especiales. De hecho, muchos lectores me hablan de su protagonista favorito y no hay un ganador claro, por mucho que Selma, Leo, Estrella o Lluvia cuenten con más adeptos.
– El artículo revela un reflejo muy positivo sobre la historia de ‘El vuelo de los delfines’; una obra que se convirtió en la más vendida durante la Feria del Libro de Medina del Campo y que es responsable de la gira de presentaciones que le llevará a más de una treintena de rincones de la geografía nacional. ¿Considera esta «primera incursión seria» en el género un éxito?
– Hoy en día, en literatura, y por desgracia, contar con un millar de buenos lectores, ya es un éxito, ya que vivimos agobiados a diario por centenares de publicaciones infames que no permiten vislumbrar el grano en medio de la hojarasca. En mi caso, estoy contento, porque lectores, críticos y medios de comunicación me están tratando con cariño, y hay un «boca a oreja» lento, pero eficaz, que está recomendando mi obra. En cualquier caso, tengo muy claro que hay editoriales multitudinarias y comerciales, que venden toneladas de papel emborronado por personajes mediáticos, y editoriales pequeñas y valientes que apuestan por la literatura de auténtica calidad, como es el caso de Valnera, aunque su venta y su difusión sea menor y haga falta el cuerpo a cuerpo con los lectores en presentaciones o clubes de lectura para adquirir una mínima difusión.
– ¿Tiene a la vista la publicación de alguna otra novela?
– Digamos que, cual ave minuciosa y sin urgencias, estoy tratando de recopilar materiales para construir otro nido narrativo.