Los inolvidables: Santo por accidente, el hortelano que libró al pueblo de envenenarse

San Eufrasio le llaman los vecinos de Calzada del Coto a Eufrasio Cañizo Algaraté, al recordar al hortelano que les libró de la colza

27/04/2025
 Actualizado a 27/04/2025
El vendedor ambulante Eufrasio Cañizo en 1994, cuando le pusieron la escultura. | M. MARCOS
El vendedor ambulante Eufrasio Cañizo en 1994, cuando le pusieron la escultura. | M. MARCOS

Hay santidades que no se discuten. En estos días de despedida del Papa Francisco, que coinciden con los ecos de la santidad más profana y cuestionada, de Genarín... hay un pequeño pueblo leonés, Calzada del Coto, en el que se habla de San Eufrasio sin que nadie lo cuestione por más que la iglesia no le haya llevado a los altares y su imagen no esté en el templo de la localidad sino en el lugar más céntrico. 

San Eufrasio es Eufrasio Cañizo Algaraté, de profesión hortelano y vendedor ambulante y el hecho extraordinario que le llevó a la santidad en Calzada del Coto es haber salvado a la localidad del más que seguro envenenamiento de la mayoría de sus vecinos, alguna muerte a causa de él y muchas secuelas. Como ocurrió en tantas localidades de aquella comarca de la tierras de Sahagún

Ya sin los adornos de la santidad pero sí con los de personaje inolvidable que tienen en esta sección nadie se lo puede negar a Eufrasio Cañizo, tanto por haber salvado al pueblo del envenenamiento como por el hecho de que desde 1984 un grupo escultórico recuerda aquellos hechos y si preguntas su nombre te dirán San Eufrasio.

Y, sin embargo, Eufrasio siempre había negado en vida ser héroe y mucho menos santo, como mucho aceptaba serlo «por accidente» e insistía en que no había hecho «nada del otro mundo»;aunque cuando nada del otro mundo salva unas cuantas vidas pierde la condición de normalidad.

Lo que sí es cierto, y dice mucho del recuerdo de Eufrasio, que después de unas primeras veces en las que, coincidiendo con la inauguración de la escultura, el hortelano y vendedor ambulante insistía en que había sido una casualidad siempre fue muy reacio a hablar en público de aquel hecho, sucedido 15 años antes, en uno de los pasajes más tristes de la sanidad española, el envenenamiento masivo por aceite de colza, que en el sur de nuestra provincia golpeó con dureza y se cobró muchas vidas. En aquella comarca de Cea Campos se acercó a los mil afectados... Ninguno en Calzada del Coto.
«están en misa» 

Eufrasio con la mula y el carro, tal y como recorría los pueblos. | M. MARCOS
Eufrasio con la mula y el carro, tal y como recorría los pueblos. | M. MARCOS

El hecho ‘milagroso’ –lo cierto es que los vecinos repetían que fue un verdadero milagro–ocurrió un domingo. Eufrasio, hortelano de Sahagún y vendedor ambulante, esperaba en el pueblo a que saliera la gente de misa para venderles sus productos, como tantos días pues era un habitual. Llegó una furgoneta cargadas de aceite «muy barato», le dijo a Eufrasio, «una ganga», añadió;pero iba con prisa pues tenía muchos pueblos que recorrer.

- Pues tardarán, acaban de entrar a la iglesia y está todo el pueblo;le dijo Eufrasio, que no parecía estar muy a gusto con las formas de aquel vendedor. Tal vez por ello añadió:«Y no creo que vendas mucho, el jueves vino un vendedor de aceite y los que la necesitaban ya la cogieron». Yla furgoneta se fue, las palabras de Eufrasio Cañizo le convencieron.

Esta circunstancia hace que también haya quien lleva el ascua a su sardina y reivindiquen que, además de Eufrasio, les salvó «su religiosidad, pues estaban todos en misa».

Lo cierto es queconvirtieron al hortelano de Sahagún, que de joven había sido una de las glorias del equipo de fútbol, en el personaje más querido de Calzada, al que pusieron la escultura de la mula y el carro, como él iba, en 1994, y en 2017 la restauró un artesano del pueblo, Eloy, para que el recuerdo de Eufrasio tuviera la dignidad que merece. 

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