"Rodolfo Rábade nació con la República para ser un monarca del fútbol. Es considerado por muchos aficionados y críticos deportivos como el gran jugador malogrado de Galicia en la década de los 50, víctima de una enfermedad, la tuberculosis, que en aquel tiempo hacía estragos en España". Así empieza la biografía de Rábade en la historia del Celta, pues esta gran promesa del fútbol (nacido en 1931 en Coruña) fue de los pocos que militó en los dos grandes equipos gallegos.
Y es que "el monarca del fútbol", que había sido el mejor jugador juvenil de Galicia, saltó con 19 años al Deportivo de La Coruña en Primera División, algo absolutamente inusual en aquellos tiempos por su juventud, y pronto destacó en el primer equipo. De su calidad se esperaba todo y se multiplican las comparaciones con otro gallego genial, Luis Suárez.
Debutó en Primera jugando tres partidos y marcó dos goles. Debutó el 18 de marzo de 1951 contra el Alcoyano, después jugó contra el Barcelona en Riazor, en un partido con "anécdota": gana por 2-0 al Barça con un gol de Rábade que dribla a Ramallets, y el portero culé salió a felicitarle, por lo que recibió en los vestuarios una tremenda bronca del entrenador Daucik. Después jugó contra el Sevilla, marcando también un gol.

El 29 de abril de 1951, Rábade iba a jugar contra el Racing de Santander en la Copa, pero enfermó de tuberculosis, una enfermedad que hizo estragos en la época; y aunque trató de regresar y fichó por el Celta, donde jugó dos partidos, ya era imposible.
Se retiró con solo 23 años y arrancó una nueva vida, que le trajo a León; primero como gerente de la empresa de José Cañedo Bascarán, después colaboró con Ángel Panero en la Fele y a su lado participó en los primeros pasos de La Crónica de León como director de producción, instalándose en León junto a su familia e hijos, aunque fue a fallecer en su tierra natal en julio de 2011, en la ciudad donde a estas horas estará jugando la Cultural frente a su Depor.