No puedo ocultar mi debilidad con los garbanzos. Los comería de cualquier forma todos los días. Siento envidia y babeo, cuando escucho a mis mayores decir: «...todos los días poníamos cocido y tan felices».
Desde hace tiempo procuro tener, en tarros de cristal, la legumbre cocida en blanco. Es decir, cocida de manera neutra, solamente con un casco de cebolla, puerro y zanahoria, además de una hoja de laurel.
Paseo por la pescadería y adquiero unos frescos y llenos mejillones. Los pulimos y cocemos en una olla con tapa, en la que pondremos un chorrín de vino blanco. Fuerza total al fuego y compruebo que quedan abiertos. Los reservo, liberándoles de las valvas.
Preparamos en una cazuela, un sofrito base para la salsa. Cebolla picada, ajo, pochar, pizca de pimentón, cucharadina de carne de pimiento choricero, chorrín de vino blanco, cacillo de salsa de tomate y cocinar. Mojar con el líquido colado de la cocción de los mejillones. Incorporar los garbanzos del tarro de cristal. Cocinar unos minutos. Asentar la carne de los mejillones enteros y dar un hervor al conjunto para compartir sabores. Mejor, dejarlos reposar.
A la hora de servir, acompañar con unas rodajas de olivas negras, un picadillo de huevo duro y unas briznas de perejil.
Pan sopako, para hacer sopitas en el plato...
Vino tinto de Prieto Picudo, D.O. León, de Bodegas Gordonzello, La Costana, ¡¡¡excelente crianza!!!
¡Tranca!
Los garbanzos con mejillones de Marcelo Ramón
RECETA | El cocinero leonés presenta un plato cuyo ingrediente principal es su debilidad
24/05/2025
Actualizado a
24/05/2025

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