Iñaki Pinedo regaló a los leoneses dos preciosos y documentados trabajos, en los años 2003 y 2006, sobre un personaje casi legendario, el maquis Girón, y otro sobre uno de los aspectos más llamativos de la posguerra en León, la represión ejercida sobre los maestros. Los realizó con el periodista leonés
Daniel Álvarez y se titularon ‘Girón, el hombre que murió dos veces’ y ‘La escuela fusilada’, con muy buena acogida para los dos trabajos.
Este realizador vasco, afincado en Santander y con fuertes vínculos familiares en León al margen de trabajar frecuentemente con la productora leonesa Imagen Industrial, ha querido tener presente a esta provincia en su último trabajo,
‘Ciaboga’, y esta tarde en el
Albéitar (a las 20,15 horas) será la primera presentación realizada «tierra adentro, en el interior», por lo que el director señala: «Tenemos mucho interés en ver cómo funciona en el interior, creemos que se trata de un trabajo para todo tipo de público pero queremos verlo ahí, con la gente de León. Creemos que bien pues, explica, «contamos una historia muy potente».

La proyección contará con la presencia de su director, Iñaki Pinedo, y con el director de fotografía de la cinta, el leonés, Jesús A. Calvo, que mantendrán al final de la misma un coloquio con el público presente. La entrada es con invitación, que se puede recoger en la misma taquilla de El Albéitar, 15 minutos antes de la proyección.Explica Pinedo que ‘Ciaboga’, es un documental «sobre el mundo del remo en el Cantábrico. Aborda la historia de las traineras en general, aunque centrándose sobre todo en lo que va desde los años 40 del pasado siglo hasta nuestros días». Se trata del primer documental sobre traineras en todo el Cantábrico, «se habían hecho cosas locales pero ahora rocogemos testimonios de toda la Cornisa, desde Gipuzkoa, hasta Galicia»; con presencia de protagonistas que van «desde los 16 años de la remera Sara Valle, hasta los 96 años de Luis Cortavitarte, el remero ganador de la Concha de mayor edad del Cantábrico». Han apostado por la memoria oral viva, no lleva testimonios con voz en off. Una recogida de recuerdos y sensaciones que llevó a Pinedo a trabajar durante tres años por las competiciones, con testimonios de remeros de Cantabria (como el citado Luis Cortavitarte), de Gipuzkoa (Antonio Oliden), de Bizkaia (Andoni Arraiz), o de Asturias (Manuel Pulido), que además de sus recuerdos también han aportado buena parte del rico material gráfico que se puede disfrutar en este documental de 72 minutos de duración, en el que también han colaborado las sociedades de remo y otras entidades.

Señala Iñaki Pinedo que con esta apuesta por los testimonios, por los recuerdos vividos, la tradición oral, tiene como objetivo «trasladar al público lo que hay detrás de las imágenes espectaculares de las regatas, el sentimiento que las hace posibles». Incidiendo para ello en su «doble componente cultural y deportivo, una competición que hunde sus raíces en la cultura popular y en el carácter de las gentes de la costa del Cantábrico pues no hay que olvidar que el origen de este deporte está en aquellos grupos de 12 o 14 amigos e, incluso, miembros de una misma familia, pescadores que trataban de llegar con sus ‘trainas’ y su pesca los primeros al puerto», de ahí ese componente popular. «Es un deporte minoritario pero muy sentido, sus practicantes son gente muy querida en sus localidades, sobre todo en aquellas de gran tradición, como puede ser Orio, uno de los pueblos más unidos a su trainera, es un verdadero espectáculo ver a su afición». Otros pueblos de gran tradición pueden ser Ondarribia, Sestao, Moaña, Astillero o Pedreña.
Señala Pinedo que hay muchos paralelismos entre las traineras y la lucha leonesa, dos deportes que hunden sus raíces en la tradición y en la cultura popular: «Ambos son deportes autóctonos, de zonas geográficas reducidas, muy atados a la tradición y a las gentes»; con practicantes que, en la gran mayoría de los casos, «viven de trabajos ajenos a estos deportes».
El documental aborda aspectos muy curiosos, como pueden ser las apuestas o las supersticiones —«son muy supersticiosos»—, así como una apuesta por visibilizar el papel de la mujer y el futuro, los jóvenes. «La mujer, en el aspecto sociocultural, ha estado presente siempre en las traineras, pero incorporada a la competición lleva unos 15 años, la primera Concha femenina no se disputó hasta 2008, con los equipos gallegos dominando».