El largo adiós de Bierzo 7

En la redacción de Bierzo 7 se apilan, sobre el suelo, altas torres con decenas de ejemplares que contienen cientos, quizá miles de historias. Fiel a su cita con sus lectores cada jueves, hoy también llegará a los quioscos, pero será el último día. La que es la publicación más antigua de la comarca, ya que el año pasado cumplió su trigésimo aniversario, se preparaba estos días para ofrecer el largo adiós. Es decir, su cierre definitivo.

Por eso la redacción tenía ayer un aire como de naufragio y hasta las inconmovibles torres de papel parecían estremecerse. Este miércoles fue el último día. El número de hoy, el 1.649, también.

Mar Iglesias y César Fernández remataban el trabajo bajo el peso de la despedida. También la diseñadora, Sara Vidal, y la administrativa, Loly Fernández, cumplían con la misión hasta el final, hasta el cierre de la redacción ubicada en el Polígono Industrial del Bierzo, en el edificio marcado por la cabecera azul que es la conocida seña de identidad de la publicación.

De las oficinas, luminosas y amplias, pronto habrá que llevarse hasta las plantas, pero quedará aún parte de la historia del semanario fundado por Alberto Villaverde y Mario Tascón en 1984 y en una de cuyas esquinas aún se conserva el primer Macintosh que vio el periodismo en el Bierzo.

Bierzo 7 ha aguantado tres décadas al pie del cañón, a pesar de los cambios de sede y de propietario -los últimos, los gerentes de la constructora Cymotsa-, y había seguido siendo testigo fiel de las noticias e historias de la comarca.

Hasta este jueves, con la difícil despedida de sus lectores. Sus números quedan ya para la hemeroteca, pero su memoria seguirá, de alguna forma, viva.