"El artillero muere al pie del cañón"

El médico de Riello Heliodoro Hidalgo Robles era consciente de que corría un riesgo elevado de contagiarse de la temible 'gripe española del 18' pero no eludió atender a dos mineros

Fulgencio Fernández
28/10/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Heliodoro Hidalgo Robles murió con 45 años de la terrible ‘gripe española del 18’.
Heliodoro Hidalgo Robles murió con 45 años de la terrible ‘gripe española del 18’.
Hay apellidos que huelen a una tierra, que en cuanto los escuchas ya los vinculas. Uno de los ejemplos más claros, por hablar de tierras cercanas, podrían ser los Sierra o los Alvarado y Laciana; los Fierro y Valdelugueros... y los Hidalgo y Omaña.O tierras colindantes.

Se podría hablar de muchos Hidalgo en Omaña, muchos personajes recordados con ese apellido: Alfredo, Jesús, José María, Delia —la primera farmacéutica—, de Piedad... muchos.

Y de Heliodoro Hidalgo Robles, médico.

Enfermo de corazón, fue consciente de que arriesgaba mucho pero "el enfermo no tiene espera", decía
¿Por qué Heliodoro? Por muchas cosas. Por ser uno de los patriarcas, porque la profesión de médico cuando él la ejerció —en los tiempos de ir a caballo a ver a los enfermos— y cómo él la ejerció convertía a estos profesionales en los vecinos más queridos y admirados de sus tierras...

Pero contando cómo falleció Heliodoro Hidalgo se evitan mayores explicaciones. Tenía solo 45 años y estaba enfermo en casa —tenía una dolencia cardiaca— por aquel terrible año 1918 en el que la llamada fiebre española, el mal de moda, la peste negra... se estaba llevando a miles y miles de personas, jóvenes en su gran mayoría. Llegaron a casa del doctor Hidalgo dos mineros de Villablino que tenían todos los síntomas de padecer la enfermedad, le recomendaron a Heliodoro Hidalgo que no se podía arriesgar en su estado pero él se negó a aceptar los consejos esgrimiendo dos argumentos para él irrefutables: «Elbuen artillero muere al pie del cañón» y remataba la frase militar con otra más médica: «El enfermo no tiene espera».

Y a consecuencia de aquella visita y de otras que no evitó en el futuro falleció de la enfermedad que combatía el 25 de octubre de 1918, ahora se cumple un siglo de aquella fecha.

Le ofrecieron la ‘jugosa’ plaza de Villablino pero quiso quedar en Riello
Firmaba el certificado de defunción un buen amigo suyo y otro ilustre de la medicina leonesa, Olegario Llamazares, quien explicaba en este documento que Heliodoro Hidalgo, médico titular de Riello, falleció a las ocho de la mañana de la fecha ya citada a consecuencia de una bronconeumonía gripal epidémica «adquirida en el ejercicio de su profesión».

En el texto de Llamazares aparece otro de los motivos que hacen inolvidable a Heliodoro Hidalgo en su tierra, en su comarca omañesa: dice médico titular de Riello. Esta circunstancia fue una apuesta personal de este médico que se llevó la gripe, pues —como explica otro médico omañés, José Fernández Arienza— pudo Hidalgo haber aceptado una más que apetecible oferta: «Como consecuencia de su valía profesional le fue ofrecida la plaza de médico en Villablino, con la ventajosa añadidura de ser al mismo tiempo médico de las minas allí instaladas. No aceptó. Prefirió seguir en Riello y allí le alcanzó la gripe de 1918, que tan elevada mortandad iba a producir».

Y recoge Arienza otro detalle que habla de la consideración que sus vecinos tenían con el fallecido médico, con tan solo 46 años de edad: «El Ayuntamiento de Riello, en sesión del 15 de diciembre de 1918, acordó por unanimidad conceder 500 pesetas de pensión anual a la viuda y huérfanos como recompensa de su buena memoria y servicios prestados, por el tiempo de ocho años». Y cierra Arienza su recuerdo añadiendo que «nos queda su magisterio (el médico que ejerce en el medio rural es un maestro sin discípulos) y el ejemplo de un hombre que habiendo salido de Omaña reinvirtió el saber adquirido en las mismas tierras de Omaña».

Falleció hace un siglo de la enfermedad que combatía, la terrible Gripe española de 1918, el mal de moda...
El recordado Heliodoro Hidalgo había nacido en Riello el 21 de febrero de 1872. Su padre era de Oblanca y su madre de San Feliz de Torío. Antonio Hidalgo, su padre, se quedó huérfano muy joven de padre y madre fue criado por unos parientes en Ariego de Abajo para ir después a León, donde aprendió el oficio de confitero, oficio que le llevó a instalarse ya definitivamente en Riello, primero montando allí una fábrica de chocolate y posteriormente, con el boom de las minas en Laciana, una tienda de ultramarinos. Negocios que le permitieron darle estudios a sus hijos, entre ellos a Heliodoro, que estudió el Bachiller en León, lo convalidó en Oviedo y estudio posteriormente medicina en la prestigiosa Universidad de Salamanca, cuyo título obtuvo en 1895.

Otro de los hermanos estudió asimismo Medicina y un tercero farmacéutico, otra de las profesiones que ha marcado a esta familia.
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