En Castrillo de los Polvazares, con sus calles empedradas, casas de piedra y aire pausado, hay un rincón donde la tradición maragata cobra vida cada día. Se trata de la Hostería Cuca la Vaina, un alojamiento con encanto que ofrece al visitante mucho más que una comida o una estancia: una experiencia enraizada en la historia, la arquitectura popular y el respeto por lo auténtico.
Levantada sobre los restos de varias construcciones tradicionales —una casa de aperos y pajar, una pequeña casa de Juntas y una vivienda de arrieros maragatos—, la Hostería Cuca la Vaina combina piedra, madera y cristal para dar forma a espacios acogedores y llenos de carácter, desde salones íntimos hasta jardines con vistas. El arquitecto vasco Juan Múgica diseñó un edificio que se integra con respeto en el entorno urbano, en cada rincón se respira el espíritu de la Maragatería, con la hospitalidad como hilo conductor de una experiencia pensada para conectar al visitante con la historia y la identidad del lugar.
Y si la piedra es el alma del edificio, el cocido maragato es, sin duda, su corazón. Elaborado con mimo, a fuego lento y con productos locales como manda la receta tradicional, se sirve siguiendo el ritual inverso que marca la identidad de la comarca: primero las carnes, después los garbanzos con repollo y, por último, la sopa. Todo ello acompañado de una cuidada selección de vinos de su amplia bodega y rematado con postres caseros como las natillas.
Pero Cuca la Vaina es mucho más que cocido. Su carta tradicional y sincera ofrece alternativas igual de sabrosas como el bacalao al ajo arriero, el gallo de corral, la cecina o la carrillera, todos elaborados con respeto a la cocina tradicional leonesa. No faltan los postres de siempre ni los vinos con carácter, con referencias destacadas del Bierzo, la Ribera del Duero, Rioja o Toro.
Y aunque no disponen de servicio de envío a domicilio, el cocido para llevar es ya un clásico entre sus clientes: perfectamente envasado, con todos sus ingredientes por separado y listo para disfrutar en casa sin perder un ápice de autenticidad.
Desde su apertura en 1993, Cuca la Vaina se ha consolidado como un referente en la comarca, fruto de la iniciativa de un grupo de amigos vinculados al arte, la cultura y la gastronomía. A lo largo de los años, el espacio ha mantenido viva esa vocación cultural, convirtiéndose en la sede de la Red Europea de Traductores, que desde hace más de dos décadas organiza un encuentro anual en el que se traduce la obra de un poeta —leonés o de cualquier otro origen— a varios idiomas, como el francés, el inglés, el italiano o el alemán.
Además, Cuca la Vaina ha colaborado activamente con eventos culturales como la Semana de Cine y el Festival Internacional de Cortometraje de Astorga, reforzando su compromiso con la difusión cultural dentro y fuera del territorio leonés.
Entre las muchas historias que guarda el lugar, Miguel, actual gerente, recuerda con especial afecto a dos peregrinos brasileños que llegaron a caballo y se vieron obligados a quedarse varios días, o una animada sobremesa con Karra Elejalde, quien le habló del "sustanciero" mientras compartían una copa de vino. Por aquí han pasado poetas, escritores y cineastas, pero sin escaparate ni alardes: «Preferimos que pasen en la discreción», resume Miguel.
El restaurante abre todos los días a mediodía en verano (de 13:30 a 16:30) y cierra los lunes y martes en invierno, salvo reservas. No se sirven cenas como tal, aunque los huéspedes alojados tienen atención personalizada o platos preparados con antelación.
El perfil de cliente es variado pero fiel: familias con niños, jóvenes, peregrinos y visitantes que repiten, sorprendidos por un pueblo con encanto y una casa que respira historia, respeto al producto y amor por lo auténtico.
Para reservas, puede contactar en los teléfonos 635644958, y 987691078.
