Cebollas, más bien pequeñas, terciadas que diríamos por estos pagos. Que piquen poco, cebollas dulces.
Empezamos haciendo un picadillo a cuchillo con un pedazo de bonito del norte fresco. La receta original es con bonito en aceite. Preferimos el fresco por razón del gusto personal. Lo ponemos en un cuenco, salpimentamos y lo completamos con un huevo duro, picado fino, una cucharada de tomate concentrado o pasta de tomate y medio pimiento asado con su jugo de la conserva. Mezclamos muy bien y reservamos.
Pelamos, quitando la primera capa de las cebollas y las vaciamos con la ayuda de una cucharilla francesa o sacabocados, procurando no romper la capa externa. Las rellenamos con la mezcla preparada anteriormente. Las vamos friendo en abundante aceite hasta que estén doraditas. Las trasladamos a una tartera y que queden ajustadas. En parte del aceite en que las freímos, preparamos la salsa con un poco de cebolla finamente picada, la otra mitad del pimiento asado, cucharada de tomate concentrado, un poco de harina, una hoja de laurel y cocinamos bien. Un majado de ajo y perejil desleidos en un vasín de vino blanco y si nos apetece una guindillina (casi obligatorio). Un hervor y lo trasegamos a la cazuela que contiene las cellollas. La salsa se puede pasar por un túrmix antes, yo prefiero apreciar los tropezones que han dejado su esencia en el líquido que acompaña a las verduras. Fuego muy suave, con la cacerola tapada y mucha paciencia, unas dos horas de espera.
Pan, como si lleváramos un mes sin comer, de miga rica y corteza crujiente.
No me atrevo a aconsejar otra cosa que no sea una extraordinaria sidra asturiana de Colloto.
¡Tranca!
Las cebollas rellenas asturianas de Marcelo Ramón
RECETA | El cocinero leonés propone una opción con cebollas dulces y bonito en aceite
29/11/2025
Actualizado a
29/11/2025
Lo más leído