CARTELERA EN LEÓN | 'Black Mass'. La socorrida fórmula del ascenso y caída del capo

La aparatosa caracterización de Johnny Depp es lo que más llama la atención de la poco original propuesta de Scoot Cooper

Joaquín Revuelta
24/10/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Siempre me gustaron las películas de gángsters de la Warner Bros, con Paul Muni, James Cagney o Edward G. Robinson haciendo de las suyas durante el periodo de la ley seca y cuyo imparable ascenso a menudo era el preludio de una vertiginosa caída. Porque este género siempre se ha formulado de la misma manera, si bien algunos directores como Howard Hawks en ‘Scarface’ o Raoul Walsh en ‘Al rojo vivo’ lograron introducir algunos elementos psicológicos que de modo puntual contribuyeron a enriquecer una fórmula a la que todavía hoy siguen recurriendo directores como Scott Cooper, quien en ‘Black Mass’ recupera la figura de James ‘Whitey’ Bulger, un capo de Boston que se mostró especialmente activo durante la década de los ochenta gracias a su condición de informador del FBI para terminar con otras ‘familias’ que operaban en la zona. La un tanto aparatosa caracterización de Johnny Depp es lo que más llama la atención de ‘Black Mass’, aunque su interpretación en realidad diste mucho de superar la llevada a cabo por el actor fetiche de Tim Burton en ‘Donnie Brasco’, donde daba vida a un agente del FBI infiltrado en un clan mafioso. La principal novedad de la propuesta de Scott Cooper viene a través del personaje de Joel Edgerton como el agente federal criado en los mismos ambientes que Bulger y cuyo destino corre paralelo al del delincuente, resultando algo más desdibujado el rol de Benedict Cumberbatch como el influyente político que prefiere mirar para otro lado ante los turbios manejos de su hermano.


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