Buiza-Poladura de la Tercia

Pronto empiezo a ver los restos de la antigua vía romana con su empedrado labrado entre las rocas. En este lugar existió un antiguo cenobio cuya función era la de atender a los peregrinos que por ahí pasaban

José Antonio Cuñarro
01/08/2016
 Actualizado a 13/09/2019
Un grupo de yeguas en el camino. | JOSÉ ANTONIO CUÑARRO
Un grupo de yeguas en el camino. | JOSÉ ANTONIO CUÑARRO
La tertulia de la noche anterior se prolongó hasta tarde y no madrugo, esta es otra de las ventajas de este precioso Camino del Salvador, es interesante no madrugar, ni en verano, en la montaña el calor no aprieta y las noches siempre son frescas, algo increíble para los que aquí llegan de zonas del sur, una prenda de abrigo siempre la vas a usar y la echarás de menos si no la traes en la mochila.

No hay lugar a respiro, según salgo ya empiezan los repechos, recuperado ya el camino original, una vez las de obras del AVE han finalizado, la subida a las forcadas trascurre por una senda a veces tendida y otras más empinada que nos aleja de Buiza, observo la profundidad del paisaje que me ofrece unas vistas privilegiadas de todo el pueblo, casi a modo de dron.

El camino se transforma en senda a medida que avanzo, la montaña es un festival de olores y colores, los brezos en flor convierten en un manto unas veces amarillo, otras morado las laderas de la montaña, hasta llegar a los altos piornos que se alternan con un pequeño bosque de robles, a medida que asciendo, las altas rocas de las Forcadas se me antojan esculpidas por un gran artista, no paro de sacar parecidos, ahora veo una cara, ahora un caracol, cada una desde su perspectiva se convierte en varias cosas con sus formas caprichosas.

Pronto empiezo a ver los restos de la antigua vía romana con su empedrado labrado entre las rocas. En este lugar existió un antiguo Cenobio ahora totalmente desaparecido, cuya función era la de atender a los peregrinos que por aquí pasaban.

Estoy en el llamado ‘Camino de los Arrieros’ y mirando las piedras del camino se me acuerdan las innumerables vicisitudes que tendrían que pasar en los largos meses de invierno y las aventuras de los pastores que llevaron por este lugar enormes rebaños de ovejas para hacer la trashumancia hasta Extremadura, en Buiza se juntaban varias veredas pastoriles de los distintos valles hasta unirse con la cañada real leonesa.

A medida que voy ascendiendo se va suavizando la pendiente, las rocas de las forcadas están próximas y el camino se vuelve piedra, los restos de la calzada son más evidentes y el paso entre las peñas calizas se me antoja como si atravesara la montaña por una herida. Imagino el esfuerzo para crear ese camino entre la roca, las vistas desde este lugar son magníficas, paso a una pequeña campa hasta llegar a lo alto de las Forcadas, alcanzo los 1.435 m de altitud.El agradable descenso a través de un pequeño bosque de pinos sirve para recuperar el resuello, en breve las flechas me sacan de la pista y me llevan a media ladera por una senda en la que me encuentro frente a mí a un grupo de yeguas, ¿Quién tiene que ceder el paso? Ellas no dudan, cogen ladera abajo con suma facilidad y mi camino queda libre, estoy a una altura considerable en lo alto del Barrancón, la senda se trasforma en pura roca, debajo puedo ver las hoces de Rodiezmo y al fondo se distingue la cruz de la salve, lugar donde los peregrinos divisaban las ermitas de Barrios y Golpejar y viendo las enormes montañas que tenían que atravesar, rezaban una salve para que la virgen les diera protección.Mi destino no es Rodiezmo que dejo a la derecha, yo sigo el camino que me llevará atravesando las praderías, hasta encontrarme con el siguiente pueblo, San Martín de la Tercia, Poladura se resiste y no aparece hasta caminar otros 500 m.La fuente de las brujasLas leyendas de la zona hablan de "la fuente de las brujas" que aunque está asociada a Poladura, realmente se encuentra en San Martín.La bruja de esta historia, como todas las de su naturaleza, era la mujer más vieja y malhumorada del lugar; lugar este en el que te encuentras Poladura de la Tercia. La anciana encendía las iras de la gente con sus poderes, puesto que con la mirada de uno de sus ojos causaba males extraños tanto a niños como al ganado. Este aojamiento hacía a las vacas enfermar y a los infantes llorar sin causa aparente en presencia de la meiga.Entre sus peores fechorías destaca, sin duda alguna, el encantamiento de la más bella moza del pueblo. Tras repetidas negativas de contraer nupcias con el hijo de la bruja, fue hechizada por esta en la fuente que se encuentra en el Amoso, la fuente de las brujas.Fue allí cuando un día de verano, una vecina del lugar mientras sus vacas cuidaba sentada el pie de la fuente, comenzó a enrollar el hilo de oro que entre el agua encontró labor que se vio interrumpida puesto que el ganado «picado por las brujas» enloqueció corriendo hacia el establo.

Entonces la vecina pudo oír saliendo de la fuente la voz de una joven que con pena le decía:

"¡Ay de mí! Que por vuelta y media me dejas aquí".

Y aunque se volvió para rematar la madeja, esta había desaparecido bajo las frías aguas donde aún permanece la encantada esperando la llegada del mozo argollano que la libere de su cautiverio y al que, en prenda, entregara unas tijeras de oro y su amor eterno.

Esta leyenda me dice que los terrenos que piso pertenecen a los señores de los Argüellos.

El primitivo nombre de la región fue Arbolio y así consta en documentos desde el año 891, aunque la tradición popular dice que el nombre de Argüellos deriva de un arca en que se guardaban los documentos más importantes, Leyes, Fueros y Libros y el vaso votivo de plata y el cuerno para la distribución del vino, arca cerrada con tres argollas, una por cada concejo. Hoy en día se conserva, custodiada por el presidente de la junta vecinal de Genicera un cántaro de madera de nogal de cuatro azumbres de capacidad, para el vino y otros elementos tradicionales del concejo.

Poladura: este nombre deriva del latín ‘Populatura’, que se origina por Carta ‘Puebla’, concedida por los reyes en la etapa medieval a un vasallo, con privilegios para que procediera a la repoblación de una zona.

De la Tercia: En el siglo XIV, un privilegio de Fernando IV otorga la facultad de tener jueces propios a la Tierra de los Argüellos, seis, dos por cada «tercia parte».
Poladura pertenece a la Tercia del Camino, las otras dos tercias serían la Mediana de Argüello cuya capital era Cármenes y la Montaña de Valdelugueros que ocupa la cabecera del río Curueño y cuya capital es Lugueros.

Entro en Poladura atravesando el arroyo Lamoso por el Pontón de los Romeros, hasta llegar a la plaza del pueblo donde encuentro un renovado albergue de peregrinos atendido por María y Fernando que enseguida acuden para atender a este peregrino.
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