Boletus con huevo de Marcelo Ramón

Pocas veces accesible dado mi desconocimiento en la búsqueda y recolección de setas y hongos. Pero exinten almas caritativas que se preocupan por facilitar estos caprichos que nos ofrecen bosques y praderas para la receta.
Hermoso ejemplar del codiciado y bien valorado boletus. Cuando te pones en el fogón ante él, después de pulirle con mimo, te planteas la elaboración sutil, sencilla, sofisticada, fusionada, de mil maneras distintas. Me decanto, ante el dilema, por lo más fácil. Lonchear y llevarlo a una sartén caliente con una mínima presencia de la mejor aceite de oliva virgen extra. Enérgico salteado hasta conseguír un tono precioso con unos aromas profundos y delicados a la vez. Por no comerlo sin más, recuerdo un comentario de un gran referente para mí, al que una vez escuché y me quedé con la copla, «cuando no encuentres una salsa adecuada, acompaña de una humilde yema de huevo, sin duda, la mejor salsa posible» Y ni corto ni perezoso, cogí un huevo y cascándole, reservé la clara, y lo acomodo sobre las láminas de la seta. Lo dejamos un minuto sin remover para que atempere. Al plato de servir y con unas escamas de sal por encima. Nos reencontramos con una de las mayores maravillas de la cocina. Sin postureo, el pan es inevitable. Tierno, crujiente y tostadín.
Una copa de tinto de pueblo, garnacha tintorera de bodegas Tintoralba... Piedras Coloradas, de la DO Almansa! (menudo recuerdo).
¡Tranca!