Porqué será que mis caprichines culinarios, casi en exclusividad, están relacionados con el mar. Preciosa y preciada criatura del medio marino. Sus carnes blancas, tersas y jugosas, confieren a esta presea un estatus al más alto nivel.
A la plancha, espalda, brasa..., pero su máxima expresión la alcanza cuando lo horneamos.
Preparamos la cama donde reposará el rey de muchas lonjas. Patatas en rodajas de cuatro o cinco milímetros, aros de cebolla de las mismas características. Salpimentamos, chorrín de aceite y una pingadina de vino blanco. Tapamos con papel de aluminio y al mejor amigo del cocinero, 180° de precalentamiento y ahora unos veinte minutos! Destapamos y con mucho mimo, acomodamos esta criatura de casi dos kilos que ha de proporcionarnos uno de los mayores placeres. Salpimentamos, rodeamos de medias rodajas de limón, damos protección con unos cherrys, mojamos con un chorretón de buen vino blanco después de maquillarle con un fenomenal Aove. No me gusta hacerle incisiones para introducir elementos que puedan desgarrar tan lindas carnes. 200-220 grados de purgatorio por unos 30 minutos hasta que sea liberado y alcance la gloria en la mesa directamente.
Acompañado de la guarnición, dulce cebolla, braseados tomatines, ácido limón, irrenunciable patata, sus jugos atenuando el martirio. Coronado con ramitas de tonillo.Un ‘fisco’ (poco en canario) de pan.
Regamos con un Tinto Reserva Bierzo,de excelente añada. ‘Las Lamas’, del 2020, de descendientes de J. Palacios.
¡Tranca!
El besugo al horno de Marcelo Ramón
RECETA | El cocinero leonés presente uno de sus "caprichines culinarios"
15/11/2025
Actualizado a
15/11/2025
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