El arroz de ropa vieja con su costra de Marcelo Ramón

RECETA | El cocinero leonés presenta un plato de aprovechamiento con el que "se puede conseguir fácilmente una maravilla"

Marcelo Ramón
01/11/2025
 Actualizado a 01/11/2025
La receta de arroz de ropa vieja con su costra de Marcelo Ramón.
La receta de arroz de ropa vieja con su costra de Marcelo Ramón.

Con un aprovechamiento, se puede conseguir fácilmente una maravilla. Reconozco que me apasiona finalizar los arroces en el infierno.
Tenemos parte de los sacramentos no consumidos de un cocido, no escaso, y que junto con el sobrante de caldo y garbanzos, perjeñaremos un arroz.
Preparamos un sofrito, en una cazuela baja con aceite al fuego, a base de ajo, cebolla, pimiento rojo y verde, y la zanahoria del cocido, todo bien picadín y dejamos pochar. Añadimos los restos de carnes, morcillo, panceta, gallina, tocino, costilla que configuraban el vuelco de la ración. Después de manejar unos instantes la favorita, ponemos un poco de pimentón de la Vera agridulce, aquí le decimos ocal (Serranillo, cuánto nos has enseñado), una cucharadina de carne de pimiento choricero, una cucharada de salsa de tomate frito y medio tomate rallado y unas gotas de vino blanco. Dejar hacer e incorporar el arroz perfumado con unas hojinas de romero. Seguidamente los titos (garbanzos) y sin solución de continuidad, el caldo. Llevar a ebullición unos diez minutos y aquí comienza la magia. Batir unos huevos salpimentados, un poco de ajo en polvo, perejil picado y miga de pan remojada en leche, o lo que es lo mismo, los componentes del valorado relleno, pero sin darle forma ni freír (¿deconstrucción?). Repartir por encima del arroz, sin remover, quieta la favorita. Rrepartir los trocines del chorizo, que no me había olvidado de él, y al horno a unos 200-220 grados, otros ocho minutos. La costra perfecta. La grata preparación está para ser servida.  A mí me gusta en vajilla de barro.
Resulta imprescindible el pan.
Vino de uva Prieto Picudo, de esa buena bodega de la DO León, que resulta ser Pincerna.
¡Tranca!

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