Antonio Manilla: "La faceta social de la poesía en León está como nunca"

El autor leonés conoció este martes que sumaba un nuevo galardón a su historial, el XVII Premio de Poesía Paul Beckett de la Fundación Valparaíso

Fulgencio Fernández
02/12/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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A veces el refranero da en la diana. Viene al caso con "no hay mal que por bien no venga", la frase nacida en El criticón que nos acerca al optimismo y que bien puede tomar para sí el poeta leonés Antonio Manilla, a quien el desaguisado de Everest ‘regaló’ más tiempo para dedicarse a la literatura y esta dedicación le ha regalado dos importantes premios literarios en pocas semanas. Primero fue el importante ‘Ciudad de Salamanca’ y este martes se conoció que también era el ganador del XVII Premio de Poesía ‘Paul Beckett’ de la Fundación Valparaíso, ubicada en Mojácar y con una dotación de 4.000 euros y concedido al libro titulado ‘Sin tiempo ni añoranza’. Curiosamente ayer se iba a presentar el libro ganador del Ciudad de Salamanca ('El lugar en mí’) pero se retrasó por problemas de agenda del alcalde salmantino.

- ¿Hay conexión entre ambos libros?

- No mucha. Mientras ‘El lugar en mí’ es un libro concebido como tal, con estructura circular, en que los poemas están interrelacinados y van sumándose, ‘Sin tiempo ni añoranza’ es un compendio de poemas individuales en el que, no obstante, hay algunas líneas de fuerza que se repiten, repercutiendo como un sonsonete: el hecho de que las personas no somos únicamente presente, cosas de familia, la verdad incontestable de que estamos solos en el mundo…

Aunque los índices de lectura caigan y el Gobierno ataque a las Humanidades... León resiste En ‘El lugar en mí’ —título tomado de un poema de Seamus Heaney: "Estuve ahí./ Yo en el lugar y el lugar en mí"— hay una clara presencia del paisaje de su infancia en la montaña del Torío, en Cármenes:"Comienza con un poema que es una especie de conversación con un joven tratando la posibilidad de la emigración y termina con un epílogo titulado ‘Alegrías perdidas’ que es una especie de tracking fotográfico sobre el pasado ido; en medio, están cuatro partes estacionales (invierno, primavera...) con poemas muy enraizados en un paisaje, que es el de la montaña leonesa (Cármenes y el Torío), en la línea impresionista que suelo cultivar, la que viene de cierto Antonio Machado y de Attilio Bertolucci, por ejemplo", explica Manilla.

En el libro premiado ayer, ‘Sin tiempo ni añoranza’, las claves son diferentes, como explica el poeta galardonado. "Viéndolo en conjunto, tiene una alta dosis de introspección, menos presencia del paisaje y más de esos vínculos sociales y afectivos que son los hilos que nos atan al mundo, salvándonos de la soledad. Formalmente, es curioso que, para expresar esa intimidad, algunos de los poemas están bajo formas estróficas cerradas y clásicas, como puede ser el soneto".

El nexo de unión entre los dos libros es la verdad incontestable de que estamos solos en el mundo Este tiempo del "no hay mal..." también ha permitido a Antonio Manilla (también historiador, columnista, colaborador en prensa...) seguir más de cerca la vida cultural leonesa, en especial la vinculada con la poesía, que encuentra con una salud excelente en tiempos de enfermedades. "La poesía en León creo que está como siempre: creciendo en el silencio del estudio de quienes aún conservan gusto por el trabajo del lenguaje, que es el vaso del pensamiento, y la palabra musical. La parte de celebración y comunión de la poesía, su faceta social, eso sí, está mejor que nunca en León, con profusión de recitales y manifestaciones en escenarios populares que inciden en su parte pública y compartida. Eso está muy bien, es un indicativo de una sociedad que trata de mantenerse viva literariamente. Aunque los índices de lectura sigan desplomándose año tras año y el gobierno ataque a las Humanidades, León resiste".
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