Empezamos por dirigirnos a una buena pollería, donde tengamos la certeza de que nos pican la carne en el momento y no que lleve tiempo en cámara. Todas las carnes picadas deben consumirse inmediatamente o ser congeladas.
Un bol amplio, donde preparar el mondongo que luego dará forma a las albóndigas. Salpimentamos, un puñadín de perejil finamente picado, una cucharada de ajo en polvo, una miga de pan remojada en leche y un huevo entero. La favorita en acción, mareando el preparado. Si quedase muy húmedo, podemos recoger líquidos con un poquito de pan rallado. Cubrimos la piel con film transparente de cocina y lo dejamos reposar media hora en el frigorífico.
Sartén a fuego para freír y vamos echando las pelotas formadas y pasadas muy fugazmente por harina. Yo las doy forma con las manos enfundadas en guantes. Una vez doradas ligeramente, no hay que hacerlas mucho, las sacamos y reservamos. Al finalizar la fritura, retiramos parte del aceite y preparamos la salsa. Ajo picadín y cebolla en fina brounoise, hojina de laurel, espolvoreamos con un poquito de harina y cocinamos. Mojamos con un vasín de vino blanco y cuando evaporen los alcoholes, completamos los líquidos con un caldo de ave. Una parte del perejil picado e incorporamos la carne reservada. Dejar hervir unos 12-15 minutos y listas para la mesa. Completamos con la otra parte de perejil picado y unas patatinas fritas en cuadradines que habremos hecho mientras cocía el guiso.
Ni que decir tiene, que el pan es parte de este manjar. ¡¡¡Barquitos, sí!!!
Vino rosado de la DO León. Prieto Picudo de la bodega Pardevalles. Otro clásico.
¡Tranca!
Las albóndigas de pollo en salsa verde de Marcelo Ramón
RECETA | El cocinero leonés propone una opción que empieza "en una buena pollería"
01/11/2025
Actualizado a
01/11/2025
Lo más leído