Una joven de familia republicana y liberal. Una mujer cuya vida, como la de tantos españoles, «cambió radicalmente tras el golpe de estado y la guerra civil». Una dicisieteañera que se vio relegada al exilio cuando sobre ella pesaba una orden de detención, pues entonces formaba parte de las Juventudes Socialistas Unificadas y, más tarde, del Partido Comunista. «Hasta que regresó a España en 1977, estuvo toda su vida luchando por la democracia, desarrollando una carrera profesional como intérprete de conferencias y criando a tres hijos», cuenta una de las descendientes más directas de Teresa Azcárate Diz: «Fue, además de mi madre, una mujer representativa de toda una generación de mujeres cuya vida se vio totalmente cambiada respecto a sus perspectivas».
Es el eje sobre el que gira el documental ‘Sin documentos oficiales’; una obra dirigida por una de los hijos de la protagonista. La documentalista Teresa García Azcárate percibe la cinta en una suerte de tributo. «Para rendirle homenaje a una madre con la que tuve una relación difícil», responde la creadora sobre el motivo que le llevó a realizar la pieza. Y no es el único. «Cuando vi el certificado que emitió la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, que, aparte de sus peripecias en la guerra, limitaba su vida a después de haber sido la mujer de mi padre, me indignó porque ella era mucho más que eso», rememora: «Siempre estuvo implicada en actividades relacionadas con la lucha por la democracia en España a través del Partido Comunista, pero además estuvo muy vinculada a todo tipo de eventos que se organizaban: tenía mucha relación con todas las fuerzas de la cultura, con artistas, para que apoyaran la causa antifranquista».
La leonesa protagonizó encuentros con no pocos personajes del panorama cultural internacional. Fue el sujeto causante de citas con creadores como el poeta y político chileno Pablo Neruda. «Como Pablo Neruda, que asistió a una exposición que se organizó en Milán con un montón de artistas españoles que aportaron cuadros, y como Alberti, por supuesto», apunta García Azcárate: «Yo recuerdo visitar con ella la casa de Arrabal». Y es que su progenitora ejerció en numerosas ocasiones «de representante del partido con toda una serie de personas –no necesariamente simpatizantes– que tenían renombre para involucrarles en la lucha antifranquista».
Esa faceta democrática es la que la documentalista saca a relucir en una cinta «independiente de presupuesto cero» que empezó a fraguarse en 2021 hasta ver definitivamente la luz este año. Y no es la primera vez que su creadora recurre a una figura tan cercana que hasta es familiar para alumbrar alguno de sus trabajos. Ocurrió Patricio de Azcárate en ‘Esta es la historia de mi abuelo’. «Es la memoria histórica y personal y es reflexionar sobre tu propia vida también porque ser hija de exiliados ha sido muy determinante para mí, para construirme a mí misma», razona: «Sirve para aclararme el peso tan grande que ha tenido su historia en la mía».

Una y otra piezas documentales son igualmente la personal muestra de afecto y admiración que García Azcárate profesa hacia sus antepasados y un fuerte seguro contra el olvido de la memoria de su madre; una mujer, quizás, adelantada a sus tiempos. Aunque a la documentalista residente en Francia no le atrae demasiado la definición. «Es una cosa que yo discuto: es el tiempo de las mujeres el que se paró en España», refleja: «Ella era de la burguesía y no todas las mujeres tenían sus mismas oportunidades, pero era de su generación; es el tiempo el que se paró para las mujeres y, como ella estuvo fuera, siguió adelante con su vida, su personalidad, su inteligencia y su capacidad».
Nada de ello pasa desapercibido en una pieza audiovisual que fue seleccionada y proyectada en el Festival Internacional de Cine de Memoria Democrática, alzándose además con una mención de honor en el Festival de Cine Independiente de Sevilla. Una pieza que recopila los descubrimientos que una hija hace de su madre, incorporando testimonios como los de la abogada laborista María Luisa Suárez. «Yo había hecho un libro sobre mi madre y fue así cuando conocí un poco más su historia», explica la directora: «Escarbando, preguntando a unos y otros». Sobre si le queda algo por descubrir, confiesa no estar segura. Por el momento, tampoco sigue buscando. «Esto es como llegar a un punto en que has hecho las paces con tu propia historia y he pasado a otras cosas», relata: «Seguro que hay muchos otros detalles que yo no conozco de su faceta profesional, pero creo que la película rescata lo que yo quería rescatar de ella».
Será eso, precisamente, sobre lo que hablará esta tarde –a las 19:30 horas– Teresa García Azcárate durante la proyección del documental en la Fundación Sierra Pambley. Lo hará en compañía de la periodista Ana Gaitero en un encuentro de acceso libre que percibe con «una satisfacción muy grande». Por ahora, entre sus planes no está el de rescatar a alguno de los restantes y múltiples personajes singulares de una estirpe familiar extensísima llegada desde León hasta diferentes rincones del mundo. Por ahora, la documentalista se conforma con aterrizar en la capital provincial que antaño fuera la casa de su progenitora para prestarse a la puesta de largo de una cinta casera con la que lleva a pantalla la vida de alguien de casa.