Los 14 de Casetas: 71 años del 10 de junio más negro

Maxi Álvarez, El Grillo, fue uno de los testigos de la muerte de los 14 trabajadores de la mina de Casetas durante el accidente más grave de la historia de la minería leonesa

10/06/2025
 Actualizado a 10/06/2025
Las imágenes de dolor de los 14 entierros dan una idea del clima de desolación que se vició en Casetas y numerosas comarcas de donde eran los fallecidos.
Las imágenes de dolor de los 14 entierros dan una idea del clima de desolación que se vició en Casetas y numerosas comarcas de donde eran los fallecidos.

«Me estaba acercando a la mina; aquel día entraba más tarde porque había estado domando una mula para el arrastre de los vagones, cuando escuché una tremenda explosión seguida de la aparición de una enorme bola de fuego que salía de la galería y calcinó todo el sembrado de tierra de la bocamina». Con esta  explicación quería dar el minero Maxi Álvarez, El Grillo, una idea del infierno que se acababa de vivir en el interior de la mina de Casetas aquella mañana del 10 de junio de 1954; con un saldo terrible: 13 muertos en la explosión de grisú y uno gravísimo, cuñado de Maxi, que fue trasladado al hospital de León donde falleció horas después. Total, 14 muertos, y el accidente más grave de la historia de la minería leonesa, en cuanto a número de fallecidos, cuatro más del que se produjo en 1979 en Caboalles de Abajo

— Y en Oceja (Casetas) podían haber sido 15; decía siempre Maxi recordando que cualquier otro día él estaría allí, ya que allí tenía el tajo. Pero hizo valer sus derechos y si le dijeron que fuera a las doce y media... «Quedamos para domar un cuñado y yo. Un rato antes de la hora mi cuñado dijo, ‘yo voy ya de camino’ pero yo esperé a la hora fijada. Cuando iba de camino escuché la tremenda explosión...». 

Maxi, que falleció el 31 de diciembre de 2020, entró a aquel infierno. A este minero, cantarín y de espíritu jovial de ahí su apodo, se le iba la luz de sus ojos chispeantes cuando recordaba lo que vio al ser seguramente el primero en llegar a aquel infierno. «Primero solo encontramos a 13. Uno no aparecía por ninguna parte, hasta que lo encontramos en una especie de arcón de madera, se quiso proteger pero lo calcinó dentro… Jamás se me han borrado de la cabeza aquellos cuerpos abrasados, negros, se les caía la piel a tiras…». Y al pasar ante las ruinas de uno de los barracones del poblado minero de Casetas recuerda: « En este edificio estaban los 14 ataúdes, cada vez que paso por aquí me viene a la cabeza aquella imagen». Y para rematar sus recuerdos siempre repetía una frase que era como un lema de la dureza de la mina: «La mina es hembra, femenina... pero se llevó por delante a muchos machos, mineros. Aquella vez a 14 y a mí me indultó».

Maxi Álvarez, El Grillo, en una imagen de archivo. MAURICIO PEÑA
Maxi Álvarez, El Grillo, en una imagen de archivo. | MAURICIO PEÑA

Esa estampa que el viejo minero recreaba es una de las fotografías más impactantes que se guardan de aquel accidente. Las filas de ataúdes rodeadas de vecinos con gestos de dolor.

Era el 10 de junio más negro de la historia de la minería, hace 71 años. Y ahora que la minería es historia, en el Valle de Sabero y el poblado de Casetas, donde solo vive la viuda de Maxi y la familia de un hijo, siempre quieren recordar aquel duro tributo que pagaron a una historia cerrada «de manera impía», en palabras del gran Luis Mateo Diez, nuestro premio Cervantes que creció en otra cuenca minera, la de Laciana.

Y tal vez la mejor forma de  honrar su memoria es volver a recoger sus nombres, que tiñeron de luto las páginas de la prensa de la época: Evaristo Ferreras, (de 38 años); Francisco Córdoba, (21 años); Ramiro de la Varga, (27 años); Jesús Sánchez, (35 años); Esteban Fernández de Prado, (54 años);  Leonardo Tascon, (37 años);  Antonio Félix Rodríguez, (50 años); Trinitario Rodríguez; Roberto Díaz, (32 años);  Egesipo Sánchez, (34 años);  Cesáreo García; Nemesio Sánchez, (29 años); Adolfo Díez, (21 años) y Delfín Ríos, que fue el que falleció en el hospital. Catorce vidas de entre 21 y 54 años que hablan de vidas segadas por una explosión de gas y con un dato que añade más dramatismo a la juventud de las vidas segadas: 34 niños y niñas quedaron huérfanos a raíz de aquella tragedia, que no debería ser olvidada. 

El vagón ubicado en la plaza del Ayuntamiento de La Ercina con la placa por el 50 aniversario de aquel 10 de junio negro.
El vagón ubicado en la plaza del Ayuntamiento de La Ercina con la placa por el 50 aniversario de aquel 10 de junio negro.

Muchos testimonios la recuerdan en el proyecto de Memoria Oral de la Minería del Museo de la Siderurgia (MSM) de Sabero donde este accidente está en el recuerdo de muchos que conocieron o trabajaron con alguno de ‘los 14 de Casetas’; también en la placa que con motivo del 50 aniversario de aquel 10 de junio negro se colocó en la plaza del ayuntamiento de La Ercina, en un vagón de mina; o en el documental ‘Los 14 de Casetas’, que recrea y recoge testimonios de este terrible accidente. Un trabajo de 80 minutos de duración dirigido por Raquel Rodríguez y proyectado, entre otros lugares, en la Semana Cultural de La Ercina, en el MSM de Sabero o la Casa de León en Madrid, por citar algunos en los que se llenaron los salones de las proyecciones.

La prensa de la época recogió las impresionantes manifestaciones de duelo, el gentío que acudió al entierro, las condolencias de las autoridades, aunque se habló mucho menos de las causas de un accidente sobre el que siguen circulando versiones que no se pueden contrastar pues no sobrevivió nadie, pero tampoco se habla de las condiciones de trabajo en la mina en aquellos años, las quejas que ya se habían producido sobre aquel pozo que el repetido Maxi definía como «un matadero de hombres».

Un recuerdo de aquellas vidas segadas es obligado, lo mínimo.

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