20/11/2022
 Actualizado a 20/11/2022
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Un amigo trabajaba en una empresa de ésas que pegaron el pufo a lo grande: los currelas terminaron llevándose a casa los ordenadores y las pantallas al saber que no iban a ver la pasta que se les adeudaba. Un día se personó un abogado para ayudarles en los asuntos legales. Mi colega flipaba fuerte: muchas veces eran los trabajadores los que tenían que echarle una mano a él, o de repente no había forma de contactarle, o salía por televisión en un ‘reality’ de esos de invitar a cenar a casa, donde decía que era un ‘sin techo’. O, incluso, aparecía en las búsquedas de Google como el letrado animalista que había denunciado a Rajoy por el sacrificio del perro Excalibur tras aquel contagio de ébola en 2014 o como el tipo que había llevado el procedimiento contra la celebración del Toro de la Vega. Los otoños y primaveras pasaron, hubo una pandemia y me volví a encontrar con aquel hombre: había presentado una denuncia contra el Gobierno por permitir el 8-M 2020 y otros actos multitudinarios por las fechas en que el coronavirus ya estaba llenando Italia de ataúdes. Seguramente la única opción al recordar aquella época de delirio sea reírse y llorar a la vez, como un majara, porque nada tenía el más mínimo sentido. O al menos esa sensación es la que me viene cuando revivo las conversaciones que tuve con él.

Las ficciones terminan dando forma a la realidad. El dramaturgo cubano Yunior García Aguilera sostiene que el personaje del Joker (‘Batman’) ha modelado muchos líderes políticos carismáticos actuales. De la misma forma, con Víctor Valladares era inevitable acordarse de Lionel Hutz, el picapleitos de ‘Los Simpson’: un tipo que tan pronto trabaja de zapatero para llevarse un sobresueldo como gana juicios de rebote, sin saber muy bien cómo.

En el caso de la denuncia por la pandemia, nuestro abogado en la vida real se había personado el 19 de marzo, Día del padre, de 2020 en el Tribunal Supremo con una denuncia. No reparó en que era festivo en Madrid y que, por tanto, estaba cerrado. Así que emprendió sus pasos hasta los juzgados de Plaza de Castilla, donde la denuncia se admitió a trámite y la jueza ordenó (ni él mismo se lo creía) la apertura de diligencias. Las investigaciones correspondientes a éstas terminaron con la destitución del jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, Diego Pérez de los Cobos, responsable del operativo del 1 de octubre de 2017 en Cataluña. En aquel momento, Valladares no podía ejercer la abogacía debido a varias sanciones (sólo en 2018 fue expedientado en dos ocasiones) y así me lo reconoció. Me hizo confesiones muy poco prudentes ante un periodista y hasta me ofreció un par de negocios que rechacé amablemente. Hoy está en el ‘talego’, condenado por delitos de falsedad documental y estafa, entre otros. La realidad podrá vampirizar a la ficción, sí, pero no por ello su victoria sobre ésta es menos digna.
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