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León, Ponferrada, liderazgo

11/06/2020
 Actualizado a 11/06/2020
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Las ciudades son recipientes de simbología para sus habitantes y sus áreas de influencia. En la medida en que exhiben esa capacidad simbólica asumen el liderazgo de su entorno y alinean el esfuerzo común de los que habitan alrededor. Por eso pienso que la gestión municipal abarca tres áreas: un campo de gestión económica en el que predominan los servicios de la comunidad (limpieza, aceras, iluminación, saneamiento, etc), un campo de proyección urbana (renovación de la ciudad, integración en redes urbanas, relación con las empresas, etc) y finalmente un tercer campo, no menos importante, que es la construcción de su imagen como icono de referencia (eventos públicos, imagen exterior en otras ciudades, declaración pública de su vocación y especialización, etc). En los dos últimos campos reside la capacidad de liderazgo del gobierno municipal: la proyección urbana y la mitificación de la urbe. El primero, se le supone a cualquiera.

Los leoneses hemos construido dos aglomeraciones urbanas en el último siglo: León y Ponferrada, en torno a los cuales orbitan pequeñas ciudades (Astorga, La Bañeza, Bembibre, Villablino, Cacabelos y Valencia de Don Juan). En estos dos subsistemas poblacionales se sustenta el futuro económico de esta provincia. Si las dos o una de las dos ciudades decaen, nuestro futuro será globalmente desolador. Más allá de rivalidades comarcales, si Ponferrada va mal, a León le va a ir muy mal. Y si León va mal, Ponferrada se ruralizará. Esta provincia carece de entidad poblacional y económica como para que sus partes se autosustenten. El entramado económico del territorio hace que el declive de las dos ciudades esté estrechamente interrelacionado entre sí y, a su vez, con la vida económica en el resto de las comarcas leonesas. Formamos. En fin, un sistema económico con dos subsistemas, liderados por una ciudad cada uno.

Por eso es fundamental que iniciativas como la mesa por León, de cuyos resultados desconfío, sirvan para movilizar la reflexión en torno al futuro de las dos ciudades en dos vertientes: la modernización de ambas e integración en redes de ciudades, así como el desarrollo en cada una de ellas de su imagen simbólica, unos iconos que les representen e identifiquen.

Ni qué decir tiene que la Mesa por León pondrá de relieve la ausencia de ideas concretas para desarrollar esta provincia. Ya sucedió con el famoso ‘Plan del Oeste’ de Zapatero: había dinero, pero nadie sabía en qué invertirlo. La definición de qué quiere ser cada una de las dos ciudades contribuye a formar esa imagen simbólica. Después vendrá el liderazgo: saber a dónde queremos ir y lo que necesitamos.
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