La central de biomasa de Cubillos del Sil

"La actuación local en esta materia tiene que consistir en convertir la capacidad de producción de energía de nuestro territorio en una oportunidad de empleo y riqueza"

Alfredo Rodríguez Garagorri
06/04/2022
 Actualizado a 06/04/2022
Imagen de archivo de las obras de Forestalia.| Ical
Imagen de archivo de las obras de Forestalia.| Ical
El domingo 27 de marzo La Nueva Crónica publicó un artículo en el que se atacaba a la planta de biomasa de Cubillos del Sil bajo el título “de-Forestalia arrasa El Bierzo”.

Como suele ser habitual en este tipo de artículos los autores mezclaban opiniones con hechos, y mostraban una postura intransigente ante una forma de producir energía que es, en contra de lo que afirma el artículo, ecológicamente sostenible, socialmente positiva, económicamente razonable y estratégicamente ineludible. ¿Y eso por qué?

Es ecológicamente sostenible porque la extracción de material leñoso de las masas forestales bercianas que requiere abastecer la planta, en torno a 300.000 toneladas, equivalen al crecimiento anual de unas 30.000 hectáreas de montes con la productividad de los montes del Bierzo. Esa superficie es menos del 10% de la superficie comarcal. Pero es que además parte de la biomasa procede de restos leñosos de tratamientos selvícolas de otras masas, de madera de otras comarcas y sobre todo de restos agrícolas.

Es muy importante entender que buena parte de la materia orgánica que se quema en la central también produciría gases de efecto invernadero si se quedase en el monte. Esos restos leñosos se irían pudriendo en el suelo, pero esa pudrición consiste en que son empleados como nutrientes por hongos y otros seres vivos, que los combinan con oxígeno del aire para producir CO2 y agua. Por eso el CO2 que se emite quemando biomasa se considera neutro de cara al balance de emisiones: porque es el mismo CO2 que se emitiría de forma difusa en la naturaleza a través de procesos espontáneos. O, lo que es peor, de un incendio en el que arderían de golpe no solo los restos no extraídos, sino también la masa viva que se ha dejado en el monte.

Es socialmente positiva porque la producción de energía se basa en empleos y recursos endógenos de la comarca. Las masas forestales intensivas con productividades como las del Bierzo pueden sostener en torno a un empleo por cada 50 hectáreas, y eso contando solo los jornales necesarios para los trabajos selvícolas y de aprovechamiento maderable.

Es económicamente razonable porque buena parte del precio de la energía que vende la central se está quedando en la comarca en forma de jornales, servicios y transporte, en vez de destinarse a países productores de combustibles fósiles.

Y es estratégicamente ineludible, aparte de consideraciones geoestratégicas, porque es una forma de producir energía renovable no sujeta al tiempo atmosférico, por lo que puede utilizarse en los momentos en que las energías solar y eólica no pueden producir, sin estar condicionada por la disponibilidad de agua embalsada.

Además el artículo contiene algunas imprecisiones que hay que matizar: La actividad de la planta no ha provocado cambio alguno en la gestión forestal en el Bierzo. Los métodos y ciclos de corta son los previstos en las masas existentes, y la planta simplemente ha contribuido a que los restos de corta sean aprovechados para producir energía en vez de ser quemados o abandonados en el monte. La entresaca periódica de masas forestales, en la que se corta y extrae un porcentaje de entre el 20 y el 40% de los árboles de una masa forestal, es imprescindible para que el arbolado crezca en condiciones fisiológicas adecuadas y está fijada en cuanto a fecha e intensidad en la planificación de cada masa. Las cortas finales se realizan al llegar a la edad de regeneración y van seguidas, porque así lo exige la ley, del nacimiento de una nueva masa a partir de las semillas del suelo o bien de la reforestación artificial del arbolado si no se ha conseguido suficiente regeneración por semilla.

Nadie fomenta las plantaciones de eucalipto en el Bierzo para la generación de biomasa, más allá de la experiencia de comarcas cercanas que ven los propietarios. El destino de mayor valor añadido del eucalipto es la producción de pasta de papel. Es más bien al revés: dar mayor salida a la madera de otras especies a través de la planta puede reducir la plantación de eucalipto si se reduce el diferencial de rentabilidad.

La planta tiene en vigor la Certificación Europea de Sostenibilidad de la biomasa SURE, la más exigente del sector, cuenta con la asignación de potencia eléctrica de generación renovable realizada por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y cumple toda la normativa ambiental autonómica, estatal y europea. Sus emisiones de gases están sometidas a mediciones de acuerdo con la normativa y se remiten al sistema de control ambiental de la administración.
En Castilla y León la tasa de aprovechamiento forestal es menor que la media europea y está por debajo del 50% de crecimiento anual de la vegetación existente. Hay margen suficiente para destinar madera a ese uso sin interferir con otros usos alternativos de la madera y sin sobrepasar la capacidad productiva del monte.

La extracción de biomasa contribuye a dificultar la propagación de incendios forestales, porque reduce la intensidad de llama.

La energía consumida en los procesos de aprovechamiento y transporte está cuantificada en numerosos estudios en torno al 2-3% de la energía producida por la biomasa aprovechada en las inmediaciones de una planta. Es precisamente la proximidad a grandes extensiones de terrenos forestales la que convierte al Bierzo en una ubicación competitiva respecto a otras ubicaciones posibles para plantas de este tipo.

En comarcas que están en un proceso de densificación leñosa acelerada de los paisajes rurales, como el Bierzo, el aprovechamiento de los recursos renovables, entre ellos la madera, favorece la diversidad al mantener una diversidad de edades, estructuras y densidades de la vegetación que no se da cuando se forman grandes extensiones continuas de monte denso.

El principio de pensar globalmente y actuar localmente no puede consistir en ser partidarios en abstracto de las energías renovables a la vez que se ponen palos en las ruedas cuando esas energías se concretan en nuestro entorno más inmediato.

Ya intuíamos que externalizar la producción de energía a otros países no era bueno, porque aunque no veamos cómo lo hacen no significa que allí se produzca de forma más limpia. Ahora la crisis actual ha puesto de manifiesto que además nos hace muy vulnerables y dependientes de países poco fiables. Por eso la actuación local en esta materia tiene que consistir en convertir la capacidad de producción de energía de nuestro territorio en una oportunidad que se concrete en empleo y riqueza. Y por eso la central de biomasa de Cubillos del Sil es un ejemplo, no una amenaza.

Alfredo Rodríguez Garagorri es Decano del Colegio de Ingenieros de Montes en Castilla y León
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