Jose es un clásico de muchas cosas y de todas está orgulloso: de la hostelería después de 42 años detrás de la barra del Venezuela, «un bar de barrio»; de la lucha leonesa después de practicarla como todos los de Prioro y de tener que dejarla para que «no me echaran de casa» y, a su vez, de todas las señas de identidad de su pueblo:ser pastor, ser quinto, cantar la ronda, pedir los quesos, levantar el mayo... «En Prioro mantener las tradiciones es lo más grande que se puede hacer, el mayor orgullo».
- Entrando tan joven a la hostelería, ¿no te daría tiempo a ser pastor?
- ¿Cómo que no? Fue una experiencia inolvidable cuando con solo diez años fui de motril a una majada de montaña, a dormir en el chozo. Jamás lo olvidaré, es un recuerdo imborrable. Ya se sabe que estas cosas cada uno las recuerda de una manera, yo tuve una gran persona de encargado, Pepe el de Tejerina. Claro que hay quien tiene malos recuerdos, que les trataron mal, hay gente para todo y a esas edades todo te deja marca.
Y de las tradiciones de su pueblo, a las que sigue siendo fiel, a la hostelería en la ciudad, en el bar Venezuela, un clásico de la Serna que Jose define en corto y por derecho: «Un bar de barrio, de vinos, de partidas y de conversación sin límite de tiempo».
"Nunca olvidaré cuando con 10 años fui de motril a la majada y a dormir en el chozo; como tampoco olvido cuando fui quinto, eso en Prioro es sagrado"
- Siendo de Prioro, y militante, ¿cómo no le llamaste las Conjas, el Rodabal, la majada, los quintos o los aluches, por ejemplo?
- No se lo pusimos nosotros, había sido Nines el del Miserias, que lo tuvo antes. Soñaba con irse a Venezuela, ya tenían los billetes para tres pero los otros dos se le borraron y él no quiso renunciar a todo su sueño y llamó Venezuela al bar. Y mi hermano y mi cuñado pensaron que era mejor no cambiarlo, que ya era conocido en el barrio.
- Y como es un bar de barrio.
- Lo es y es lo que queremos que sea; un bar de barrio, de los pocos que quedan de jugar la partida diaria, y de esos en los que trabas conversación y nunca sabes cuando va a acabar.
Ni cómo va a acabar.