Un concepto diferente de galería de arte

La Galería Cinabrio, que dirige Genma García Blanco, es mucho más que una galería; es academia, lugar de oportunidad para los jóvenes y hasta un espacio para mostrar los trabajos de su dueña

Mercedes G. Rojo
03/08/2021
 Actualizado a 24/08/2021
Gemma García Blanco en esa sala Cinabrio, que es mucho más que una galería de arte al uso. | MAURICIO PEÑA
Gemma García Blanco en esa sala Cinabrio, que es mucho más que una galería de arte al uso. | MAURICIO PEÑA
"La galería es mucho más que un espacio para el arte, es también un espacio para socializar, para celebrar encuentros…"
(Gemma García Blanco. Galería Cinabrio)

Hoy toca acercarnos a una galería de arte con un concepto diferente dentro del conjunto de galerías leonesas y que ya lleva también un largo recorrido en nuestro panorama, pues ya son diez años, cumplidos esta misma primavera, bajo la dirección de su creadora la pintora Gemma García Blanco.

Ubicada en el límite entre los ayuntamientos de León y San Andrés del Rabanedo, concretamente en territorio de Trobajo del Camino, muy próxima a la zona que se conoce como Paraíso-Cantinas, abre sus instalaciones a una amplia y soleada plaza situada frente al colegio de las Dominicas, en un espacio en el que se suceden en muy poco territorio algunos centros escolares más, lo que la hace más que propicia para ser visitada por su alumnado, como ya lo es por el del que tiene justo al otro lado de la calle, uno de los aspectos por los que nos estamos interesando dentro de lo que es la proyección social que tienen las galerías como promotoras del arte entre todo tipo de público.

Cuando llego a la galería Gemma está a punto de finalizar la clase en la que atiende a un reducido grupo de alumnos adultos que trabajan en sus propias obras, cada uno con su propio modelo y casi todos trabajando -en este momento- la acuarela y sus posibilidades. Y es que, la Galería Cinabrio, que de ella hablamos, es también academia de arte, y con esta práctica comenzó su andadura, hace ya la friolera de casi veinticinco años, allá por el año 1997. Sería después de casi quince años dedicada a la Escuela de dibujo y pintura, material de Bellas Artes y Enmarcación, aspectos con los que Gemma comenzara su camino independiente en el mundo del arte, cuando surge -como complemento a esa idea- la galería "como una necesidad personal de querer exponer y sacar adelante mi propia obra", una obra –en muchos casos- de grandes dimensiones para la que no encontraba fácil acomodo en otros espacios, "yo tenía mucha obra, de formato grande, y aquí en León tampoco había galerías en las que ésta fuese fácil de exponer", nos dice.

Tras haber terminado su carrera de Bellas Artes en Salamanca en 1994, y haber pasado por Berlín con un Erasmus, de retorno en España preparó unas oposiciones a través de las cuales consiguió que la llamaran de San Ildefonso y , aunque la enseñanza oficial no le disgustaba, finalmente optó por ser autónoma, y probar suerte como empresaria aprovechando que disponía de un local familiar, sesenta metros cuadrados que han ido creciendo hasta convertirse en los cerca de doscientos que ahora mismo ocupa al completo la escuela-galería, un espacio suficiente para albergar obras de gran tamaño (o bien muestras numerosas en obras) que además cuenta con iluminación individual para cada pieza.

Y de la idea de un espacio permanente para mostrar su propia obra, también a la de ofrecer posibilidades expositivas a artistas emergentes que no siempre ven fácil la tarea de darse a conocer a través de galerías de otro tipo. Nos cuenta que su idea inicial fue: "me monto una galería y a la vez que muestro mi obra voy trayendo artistas emergentes que seguro que han tenido la misma dificultad que yo para exponer en León, y así vamos promocionando el arte joven". Así es como surge la Galería Cinabrio, nombre que encierra en el mismo varios significados, como el nombre de una mariposa roja y negra, el de un pigmento, y el de un mineral rojo del que se saca el mercurio.

Pero no solo los artistas emergentes y su propio alumnado encuentran acomodo en esta galería. También otros nombres importantes y reconocidos del mundo del arte, como Marcos Tamargo, Migo Gay o Carlos Cuenllas entre otros, han escogido la Galería Cinabrio para alguna de sus exposiciones, por no hablar de algunas interesantes colectivas como la de pintores surrealistas iraníes. En su programación no solo se muestra obra de pintores, escultores o fotógrafos, al uso más tradicional, sino que dichas propuestas se combinan con otras muestras en las que intervienen las video-performances, la música o la danza, e incluso proyectos en los que se combinan las diversas expresiones del arte plástico con proyectos literarios, porque el primero siempre ha ido muy unido al mundo de las letras, enriqueciéndose el uno al otro, nos afirma Gemma. Y así debe creerlo porque precisamente la exposición con la que se inauguró la galería, allá por abril de 2011, fue una muestra de la artista compuesta por once piezas realizadas para otros tantos relatos entresacados de entre los treinta y ocho que conforman el libro Los males menores, de Luis Mateo Díez, con quien le unen incluso lazos familiares.

"Fue todo un privilegio para mí, poder inaugurar mi nuevo proyecto con el padrinazgo de nada menos que tres académicos de la Lengua a los que admiro mucho", señala Gemma, y es que Luis Mateo Díez acudió a dicha inauguración acompañado de otros dos leoneses de pro, y como él miembros de la Real Academia de la Lengua, José Mª Merino y Salvador Gutiérrez. También nos cuenta como "Luis Mateo se emocionó visiblemente al ver mis obras en grande colgadas en la pared (…) de alguna manera nuestras historias, nuestros paisajes, nuestras infancias…, allá en La Magdalena, lugar en el que el tanto tiempo pasó y jugó por más que los datos oficiales digan que es de Villablino".

No es este el único trabajo de inspiración literaria de Gemma a lo largo de su trayectoria profesional, también ha realizado obras inspiradas en otros títulos de Luis Mateo Díez como Fantasmas del Invierno, Celama, La fuente de la edad,… aunque no en la línea de lo que tradicionalmente conocemos como obras de ilustración sino obras pictóricas inspiradas en la literaria que les da origen, y ha colaborado en otros proyectos, por ejemplo con Luis Artigue, escritor ligado también a este municipio y que a menudo se pasa por la galería, bien sea para charlar, para ver las exposiciones o para observar como trabaja Gemma en su propia obra.

A caballo entre una particular escuela de pintura donde el alumno viene a aprender cosas concretas y una galería en la que incluso se promueven conciertos, y todo tipo de encuentros, la Galería Cinabrio es en su conjunto también un espacio en el que socializar, en el que juntarse a charlar sobre arte y otras inquietudes culturales, un proyecto que ha ido evolucionando desde sus comienzos hasta desarrollar de forma complementaria una propuesta como espacio socializador con el que (en 2018) participó en un concurso de una conocida marca patrocinadora de eventos culturales siendo una de las diez seleccionadas dentro de los cuatro mil quinientos proyectos presentados, destinados solo a propuestas creadas por mujeres, y que además pretendía la sociabilización desde el reciclaje, en un intento de acercar la población infantil a la Naturaleza aunando éste con el arte. Este proyecto, que estuvo desarrollando durante un tiempo como invitada en Madrid, tenía que haber sido presentado al público a finales de marzo de 2020, justo cuando la pandemia se nos vino encima.

También nos cuenta que, aunque al principio le costó bastante sacar adelante el proyecto de la galería, actualmente se muestra contenta con su trayectoria, que funciona muy bien gracias a la relación con la parte de escuela y al boca a boca que se transmite muy rápido. Se muestra profundamente agradecida con la prensa, ya sea la escrita o la radio y la televisión, que siempre han respondido solícita a su llamada ante cualquier nueva propuesta; no tanto así con las instituciones de las que piensa que son poco permeables a iniciativas y propuestas que no provenga de los círculos ya afianzados en las mismas; aunque por otro lado reconozca que en parte puede ser culpa suya porque la parte académica la absorbe tanto que a menudo no busca tampoco proyectos nuevos, lo mismo que le pasa con las redes sociales, en las que no se encuentra demasiado cómoda, justo lo contrario del trato cercano con el que te regala cuando entras en su particular reino.

Y entre otros aspectos, sobre los que volveremos en algún otro momento, hablamos también sobre la actual presencia de la mujer en el arte, y lo mucho que aún queda por recorrer en nuestro país, tal vez más concretamente en provincias como la nuestra; y es que, aunque cada vez son más las que transitan por estos caminos, todavía queda mucho terreno por ganar. Frente a la normalidad de su presencia en los países nórdicos donde no es raro encontrarse con exposiciones colectivas en la que la mayoría de artistas son mujeres, en España su presencia en este tipo de muestras sigue siendo prácticamente minoritaria. Una pena, con todo lo que muchas de ellas tienen para compartir.

Terminamos el encuentro mientras me cuenta que la experiencia más bonita en relación con la galería es para ella sentir el agradecimiento de esos artistas que, tras haber acabado la carrera y tras un tiempo realizando su propia obra, encuentran en la Galería Cinabrio un espacio en el que mostrarla al público; "si además esos artistas logran salir adelante y dar un salto en sus carreras la satisfacción que se siente es aún mayor", nos dice máxime cuando ella misma ha pasado por la dificultad de poder conseguir esa visibilidad para su propia obra.
Ya lo saben, en la Galería Cinabrio y en sus propuestas podrán encontrar un espacio en el que entrar en contacto con el arte en un clima de encuentro que lo hará aún mucho más atractivo.

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