Desde lo más profundo del arte leonés

La Galería Bernesga es una sala clásica de la cultura y el arte de la ciudad. Abierta desde 1974 ya ha tenido tres etapas, en la actual está al frente Marilí Santos, que lleva en la galería casi desde sus inicios

Mercedes G. Rojo
27/07/2021
 Actualizado a 24/08/2021
Marilí Santos, la actual directora de Bernesga, vinculada a la sala casi desde sus inicios en el año 1974. | SAÚL ARÉN
Marilí Santos, la actual directora de Bernesga, vinculada a la sala casi desde sus inicios en el año 1974. | SAÚL ARÉN
"…El arte debería llegar a todo el mundo, (que) no es cuestión de dinero sino de sensibilidad"
(Marili Santos. Galería Bernesga)


Siguiendo nuestro recorrido por las galerías regentadas por mujeres en León, visitamos hoy la Galería Bernesga, la que cuenta con más soberanía en la ciudad, tras pasar por tres etapas diferentes en cuanto a dirección de la misma se refiere. Hoy nos recibe Marilí Santos García, su actual propietaria, que empezaría en la misma al poco de ser inaugurada el 4 de enero de 1974 por su primer dueño.

Accede a trabajar en la galería poco después de terminar sus estudios de Información y Turismo, no precisamente en la dirección sino como apoyo a diversas tareas en la misma, que era directamente llevada por el dueño y otra persona más. El dueño llegó de Madrid atraído por el potencial artístico que vio en León, no solo a nivel de creación sino también en lo relacionado con el interés por el mismo y así puso en marcha la galería en colaboración con otro grupo de personas. Fue a la jubilación de su promotor que Marilí –junto a otra socia- se quedan con la galería, teniendo que reforzar su trabajo con la incorporación de nuevos autores y nuevas propuestas que les permitieran continuar adelante con el proyecto.

Fue también a la jubilación de esta socia (en 1989) que ella se queda ya sola frente al proyecto y con el reto de darle continuidad, objetivo que a la vista está que ha conseguido, a pesar de las sucesivas crisis que han ido afectando al sector, con ya más de treinta años de experiencia individual. De las crisis la más compleja de todas la del 2008, la que le supuso el cambio de ubicación de Roa de la Vega, donde antes estaban, a la calle Santa Clara donde ahora podemos encontrarla, con una gran cristalera abierta al exterior: la invitación al público para que acceda a su interior, para que disfrute de las obras expuestas y para que pregunte todo aquello que le pueda interesar, en la seguridad de que Marilí tratará de atenderle de la mejor manera posible. Fue su forma de readaptarse para seguir adelante con una pasión que la entusiasma y de la que destaca sobre todo el trato humano, con los y las artistas, pero también con el público, con sus clientes, que en muchas ocasiones han pasado a convertirse incluso en buenas amistades. En este sentido destaca como muchos de esos clientes, coleccionistas habituales, han heredado su relación de padres a hijos "venían de pequeñitos con sus padres a ver las obras y eran testigos de cómo éstos iban adquiriendo poco a poco algunas obras de arte; ahora son ellos quienes siguen viniendo a comprarlas para sí, a veces desde lugares muy alejados de nuestra ciudad".

Nos cuenta Marilí como, desde aquellos primeros momentos de andadura, la galería ha dado un paso sustancial pudiéramos decir que hacia la democratización del arte, tal como ha ocurrido en el panorama mundial. Las exposiciones ya no son ese acto social a cuya inauguración solo acudía lo más “selecto” de la sociedad; hoy cualquier apasionado del arte puede hacerse con un original porque existen fórmulas como hacerlo. Recuerda como al quedarse ella en exclusiva con la galería, un pintor catalán, Jesús Casaus, que estuvo afincado mucho tiempo en nuestra tierra, le contó como por aquel entonces en Cataluña ya se vendían fácilmente las obras de arte pues la gente abría una especie de ahorro-cuenta en la que iba depositando mes a mes una cantidad destinada a la adquisición de las mismas, un sistema que las hacía mucho más asequibles a cualquier persona interesada. Marilí se quedó con la idea y en una entrevista que en su momento le hiciera Benigno Castro, ante la afirmación de este de que el arte era solo para unos pocos privilegiados, compartió con los radioyentes esta iniciativa que iba a poner en marca. Para sorpresa suya las respuesta fue inmediata y fueron muchas las personas que a partir de aquel momentos se pusieron en contacto con ella interesándose por la iniciativa, una iniciativa que hoy ya tienen incorporada la mayoría de las galerías de arte, no solo en León sino en cualquier parte del mundo. Así, la propia Mariló nos recuerda que "el arte debería llegar a todo el mundo, (que) no es cuestión de dinero sino de sensibilidad". Fue así como ella comenzó a hacer socios, a través de un amigo que habla con otro, hasta crear ese efecto llamada que le ha permitido seguir avanzando.

La sala se dedica en exclusiva a pintura y escultura, manteniendo la idea primigenia con la que nació, no porque no le interesen otros formatos artísticos como puede ser la fotografía, simplemente es que al haber otras galerías que ya cubren esa parcela no siente que tenga que ocuparlas todas. Y en otro orden de cosas, aunque también cuenta con la venta online (herramienta que de alguna manera ayuda a superar parones como este de la pandemia), nos comenta que la Sala Bernesga es más bien una galería de cercanía, podríamos decir que quizá debido al vínculo tan estrecho creado con los potenciales clientes que, como antes apuntábamos, han heredado de padres a hijos la costumbre de visitarla y tal vez, un trato que con el tiempo se ha convertido en muy personalizado.

La inauguración de la Galería Bernesga (que en apenas tres años llegará al cincuentenario de su ininterrumpido recorrido, con tres etapas diferentes por las que Marilí ha ido también pasando) constituyó en su momento un memorable acontecimiento cultural, totalmente desconocido en aquellas fechas que giró en torno a una gran exposición colectiva con la presencia de los más selectos pintores leoneses del momento. Su nombre fue escogido por su fundador con esa connotación especial abierta a la ciudad y también la selección de artistas leoneses que, junto a otros provenientes de diferentes lugares, constituyeron de alguna manera la seña de identidad de la galería mostrando lo mucho que la provincia tenía que ofrecer y abriendo la vía para mostrar los diversos movimientos pictóricos que se estaban produciendo en la misma a la vez que descubría talentos e iniciativas emergentes. Innovadora con respecto a esa cuotas que hoy se conocen como “fondo de galería”, en su primera etapa (cuando aún quedaba lejos esto de las redes sociales) también supo establecer su propio circuito de colaboración con el público, a través de unos boletines específicos a los cuales la gente podía suscribirse y que llegaban puntualmente a casa de los suscriptores con información sobre las exposiciones en marcha, los artistas que las protagonizaban y otros aspectos relacionados con el mundo del arte.

Tras la Sala Bernesga, vinieron en León otras muchas. Hablamos sobre la proliferación de galerías de arte aquí, aspecto que nos dice llama mucho la atención, por ejemplo, a los pintores que vienen de fuera, un fenómeno que se da –nos dice- porque es la propia ciudad la que lo pide. Está convencida de ello, lo mismo que está convencida de que la mayoría de las mismas están regentadas por mujeres porque éstas tienen una sensibilidad especial para el arte, y algo más , una conexión especial entre público, galería y artista, una conexión que va más allá de lo que podría ser una simple colaboración comercial.

También reconoce tener una relación especial con algunos centros educativos a través de profesorado amigo, a quienes mantiene informados de las nuevas exposiciones, especialmente sobre aquellas que pueden ser más afines a la sensibilidad del alumnado, y los recibe en la galería donde se dialoga al respecto de la obra y sus autores, además de otros aspectos relacionados con el arte.

Dada la larga trayectoria de la galería, hablamos también de cómo ha ido evolucionando la presencia de artistas femeninas en este mundo, de cómo cada vez van siendo más las que se abren a este mundo de la creación pero también de cómo las que ya había, muchas veces parejas de otros creadores (y con tanto o más talento en ocasiones que ellos) siempre permanecían a la sombra de ellos, una injusticia que poco a poco se está tratando de solventar. En fin, una intensa conversación que podría darnos para mucho más.

Hablar con estas mujeres galeristas leonesas me está descubriendo facetas del mundo del arte que hasta ahora desconocía o que apenas intuía. Cada una de ellas aporta sus propias perspectivas, perspectivas que son sin duda lo que dotan a cada uno de sus proyectos de su propia singularidad. Eso sí, hasta ahora todas coinciden en que el arte es para quien de verdad sabe apreciarlo y nos dejan claro que hay fórmulas sencillas para que no nos privemos de él. Así que ya lo saben, nuestras galeristas les esperan. Visítenlas, charlen con ellas, descubran lo que pueden ofrecernos y, sobre todo, disfruten del arte ¡sin miedo!

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