Solo 875 afiliados al régimen especial de minería del carbón este año

El dato de 2025 representa una caída superior al 80 % en los últimos años

04/12/2025
 Actualizado a 04/12/2025
Imagen de archivo de un trabajador en el grupo Casares de Alto Bierzo. | CÉSAR SÁNCHEZ (ICAL)
Imagen de archivo de un trabajador en el grupo Casares de Alto Bierzo. | CÉSAR SÁNCHEZ (ICAL)

La minería del carbón se convirtió en un motor clave de la industrialización española entre finales del siglo XIX y buena parte del siglo XX, especialmente ligada al desarrollo del ferrocarril, la siderurgia y la generación eléctrica. En zonas del norte peninsular como León, Asturias o Palencia, se formaban cuencas mineras que durante décadas abastecieron con carbón a las industrias nacionales. 

En zonas como Laciana, El Bierzo, Gordón o Sabero, el carbón configuró la estructura económica, la vida social y la identidad cultural del territorio. Fue motor económico y generador de empleo. Durante décadas, la minería fue la principal fuente de riqueza de la provincia de León. Generó miles de empleos directos en explotaciones subterráneas y a cielo abierto. Creó empleos indirectos en talleres, transporte, comercio, servicios y construcción. Atraía población, impulsó el crecimiento urbano y permitió el mantenimiento de escuelas, centros sanitarios y servicios públicos.

Pero todo lo que empieza tiene su final, y los años 80 marcaban el inicio del declive del sector. Y es que desde ese momento, todo fue ‘cuesta abajo’. En la citada década de los 80, en el año 1986  había decenas de miles de mineros. Hoy apenas quedan unos cientos. Según datos recientes de afiliación a la Seguridad Social, en 2025 el número de personas afiliadas al régimen especial de minería del carbón ronda las 875, lo que representa una caída superior al 80 % en los últimos años. Muchos menos trabajadores, una ‘especie prácticamente en extinción’, que también se traduce en el desplome de la producción. Y es que en los años de mayor producción se registraban más de 30 millones de toneladas, mientras que en la última década la cifra no llega a los tres millones.

Un fin anunciado que se debe a varios factores. El cierre de las minas y de las centrales térmicas, el cese de las subvenciones, la llegada con fuerza de combustibles y tecnologías renovables, y un cambio en la política energética global. Una nueva visión que en las cuencas mineras se traduce en  despoblación, pérdida de empleo, declive económico y crisis social.

Hoy las comarcas mineras, entre ellas las de la provincia de León, siguen ‘peleando’ por reconvertirse, pero sin perder la esencia. Muchas de las antiguas minas del panorama nacional se han reconvertido en museos, centros de memoria histórica o patrimonio industrial, como el Pozo Sotón en Asturias. Y es que a pesar del colapso de la minería convencional, su legado social, histórico y cultural sigue muy presente en muchas comunidades del norte de España.

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